Por Miguel Coria, especial para LA BANDA DIARIO
Cuando me enteré que la Municipalidad de La Banda se aprestaba a reconstruir y remozar el edificio del Atelier Cultural, realmente me sentí feliz. Sentí felicidad y un acto de justicia por el trabajo que esta institución autónoma realizó en los últimos cuarenta años. Pero sentí más felicidad por su mentor y fundador, el licenciado Ángel Emilio «Lito» Garay.
Cuarenta años edificando, forjando y apoyando la cultura en todas sus disciplinas es lo que realizó el Atelier Cultural desde siempre. Seguramente fue ese el legado y el manifiesto a la hora de su nacimiento en Julio del año 1979, en plena historia negra del país.
Nombres que fueron guía y orientación cultural en La Banda y en la provincia fueron los que escoltaron el origen de este faro cultural en sus albores acompañando a Lito Garay, que recién llegaba desde Tucumán para mostrar su arte.
Por ese primer espacio físico de la calle Rivadavia de la ciudad, sede de La Sociedad Cosmopolita, transitaron personalidades de todos los ámbitos del arte: artistas plásticos, poetas, escritores, músicos, compositores, bailarines de nuestras danzas nativas, pensadores, periodistas, actores, dramaturgos.
Personalidades de la talla de Nelly Orieta y Adela Llugdar, integrantes de la dirección de Cultura Municipal de la época: Salvador Ciapino, Aida Castiñeira, María Ofelia Giovanardi, la consagrada artista plástica Michi Aparicio, el profesor Franklin Ponce, Rubén «el loco» Villa, los poetas Felipe Rojas, Alfonso Nasif, Melcy Ocampo, Betty Alba, Carlos Artayer, Rayito Bernasconi, Lisandro Amarilla, Vicente Castiñeira, Velva Barrionuevo, Joshela Scrmini, Lía Rojas.
Por ese carril que nunca se fue de su eje, el Atelier Cultural alimentó muchas luchas en beneficio del arte. En algún momento de esta historia de cuarenta años, impulsó la filial «Poesía Abierta» en Santiago, llevándola poesía a los bares generando una apertura cultural llegando a muchos lugares donde la cultura parecía que solamente pertenecía a unos pocos.
Como en todo espacio cultural el Atelier fue atravesando etapas, donde siempre el común denominador fueron las expresiones del arte y la elaboración de proyectos que siguieron siendo un gran alimento para la vida de nuestro pueblo. Y en ese trajinar debemos rescatar a muchos otros nombres que merecen el reconocimiento por dedicarle un tiempo de sus vidas a este sitio cultural.
Nilda de Pablo, Rosita D’Cons, Nony Garay, Dudy Maza, Jorge Llugdar, Tito Santillán, Raúl Dargoltz y Silvia Sosa que abrieron en el Atelier una sucursal del Cine Club Candilejas y también la participación de Eduardo González Navarro que fue el creador de los primeros elencos de actores de teatro del Atelier, doña Shalu, Chiqui Blanco, Jorge Luján, Lupo Soria, Juan Saavedra, Pedro Navarrete, Jorge Rosenberg.
El Atelier Cultural tuvo una importante participación en las primeras ediciones del Festival de La Salamanca. En su primera edición del año 1992, el Atelier y particularmente Lito Garay, realizaron la primera escenografía del mítico escenario Jacinto Piedra. No debemos olvidar la creación de La Sociedad de Actores Sueltos, tampoco la organización de espectáculos musicales de rock y jazz, corsos infantiles y mucha actividad artística, que fue lo que ha caracterizado a este importante espacio cultural.
Celebrar cuarenta años de un sitio que siempre iluminó el espíritu cultural del pueblo, no es poca cosa. El Atelier Cultural sigue siendo ese faro que guía la esencia del saber, de la ilustración, de la sabiduría, formando mundos superiores con su mensaje, instruyendo a quienes le dedican un lugar en el ajetreo de sus vidas, logrando permanecer en el tiempo.
Hoy los nombres son otros, pero el que permaneció en los últimos cuarenta años se llama Ángel Emilio Garay, Lito para los amigos, docente, bohemio, autor, escritor, artista plástico, dramaturgo, portador de un apellido de raigambre bandeña, y muy a pesar de los años, de los gobiernos de turno, nunca dejó de trabajar por el Atelier, por ese espacio que él erigió, con una luz que nunca se apaga, muchas veces desde el anonimato, sin difusión y sin reconocimientos, construyó este recinto con las bases culturales que las mantiene y por las que lucha día a día.
Como bandeños debemos sentir orgullo por el Atelier Cultural, seguir valorando sus conquistas y nunca dejar que la oscuridad asome a su patio, a ese pequeño universo por donde pasaron y dejaron su impronta ese cenáculo de mujeres y hombres que siempre soñaron con un mundo mejor.