El Gobierno evalúa otros mecanismos para dejar de girar fondos a las Madres

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El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, admitió hoy que el Estado «no» le volvería dar ala Asociación Madres de Plaza de Mayo la suma millonaria que le entregó para la construcción de viviendas sociales, y reconoció que «algo funcionó mal en la Fundación».

No obstante, el jefe de ministros insistió en considerar al organismo que encabeza Hebe de Bonafini una víctima de la «administración infiel» por la que se investiga al ex apoderado Sergio Schoklender.

El funcionario aseguró, además, que es Bonafini quien debe «decidir» si acepta la invitación que le hicieron diputados opositores para ir al Congreso a dar su versión de los hechos, pero advirtió que la dirigente conduce una «ONG, no tiene mucho que ver con el Estado público».

Fernández dijo que le «preocupa muchísimo» la situación de Bonafini, «pero no por los fondos» destinados a planes habitacionales porque «desde el punto de vista del manejo -remarcó-, fueron manejados como corresponde», sino por el «gran cariño» que afirmó tenerle a la dirigente.

Sin embargo, consultado sobre si el Estado le volvería a dar dinero a las Madres para viviendas, respondió: «No, porque como han tenido una complicación desde el punto de vista de la administración, lo que estamos haciendo es trabajar con el comitente para que éste directamente administre y le resolvemos un problema a las Madres».

«Si tenemos vocación de que no les vaya mal a las Madres, lo que tenemos que hacer es ayudarlas, no perjudicarlas», subrayó Fernández.

Al señalársele si aceptaba que algo funcionó mal dentro dela Fundación, Fernández exclamó: «Pero cómo no lo voy a reconocer si están cuestionando la conducta de quien administraba por la administración infiel de las Madres de Plaza de Mayo».

«Cómo no lo voy a reconocer, pero estamos hablando adentro de la Fundación, no tiene nada que ver el Estado», agregó.

Por otra parte, defendió con energía al secretario de Obras Públicas, José López -funcionario que depende del Ministerio de Planificación, a cargo de Julio de Vido-, a quien Schoklender apuntó duramente durante su exposición de cinco horas en el Congreso, la semana pasada.

«¿Por qué se enojan tanto con José López?», preguntó y contestó: «Porque es implacable, porque no cede un tranco de pulga, no permite que no se hagan las cosas como corresponden y porque no dejaría pasar ni los sobreprecios ni la baja de la calidad (en una construcción determinada)».

El jefe de ministros ratificó su posición respecto de que si hay algún problema con los 795 millones de pesos otorgados para hacer viviendas sociales, se debe arreglar en el seno dela Fundación Madresde Plaza de Mayo porque «no es dinero público».

«La plata no fue mal manejada porque si la plata llegó a las Madres de Plaza de Mayo es porque se certificó (la obra) y si certificó, es porque cumplió con todas las condiciones que se le exigieron», resaltó.

En tal sentido, reiteró que los fondos «no son públicos, son de un particular. No es verdad (que sea dinero de los contribuyentes), ya dejó de serlo cuando pagamos la obra».

Fernández insistió en dar una extensa explicación sobre este punto: «El estado nacional contrata a (la empresa constructora) Cartellone o a Roggio o a Cáritas o Madres de Plaza de Mayo. Cuando se certifica es cuando se demuestra que hay una parte de la obra que ya se cumplió».

«¿Con qué se queda el Estado nacional? Con la obra, que es lo que mandó hacer. ¿Qué hace con eso? Lo paga. Es como cuando yo le compro a usted un coche y lo pago. Yo no le puedo ir a preguntar qué hizo con la plata porque tiene derecho a hacer lo que quiera, romperla, comerla, jugársela», acotó.

Al consultársele si al Gobierno no le inquieta el destino que Schoklender le dio al dinero, como la supuesta compra de un avión u otros bienes suntuarios, Fernández comentó: «Es un tema de él, eventualmente la ley lo deberá sancionar, no es un tema del Estado. No me tiene por qué interesar. No tengo por qué meterme».

Cuando se le inquirió por qué no le pide a la titular de Madres que acepte concurrir al Parlamento para dar su versión de los hechos, como lo hizo Schoklender, el funcionario replicó: «¿Y desde cuando soy el consejero de Bonafini? No soy quien para hacerlo».

No obstante, señaló que la dirigente, como cabeza de una «ONG, no tiene mucho que ver con el Estado público. Acá -repitió- se le dio una obra para hacer y el Estado sólo pagó cuando hizo una parte de la obra en las condiciones y el precio que se le exigió».

«No tiene el Estado cosas que reclamar, el problema lo tiene puertas adentro porque hubo una administración infiel», aseveró.

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