Hace muy poco tiempo que Lautaro Cura dejó de aparecer en los medios como el hijo de Gabriela Michetti para emerger como el modelo publicitario de Félix, el novio de Rosario Ortega o el líder de la banda de pop Isla de Caras.
Pero esta semana el proceso de autonomía del músico de 25 años quedó plasmado, además, en un declaración que dará que hablar, ya que se pronunció a favor de la legalización del aborto, en clara oposición a la postura que había fijado la vicepresidente de la Nación.
Cura sorprendió a los integrantes del programa Toco y me voy, de Radio a la Calle, mientras presentaba Chango, su nuevo álbum. La recurrente utilización de la palabra «bebito» para describir su nueva obra, impulsó a uno de los periodistas a preguntarle sobre la ley de interrupción voluntaria del embarazo. «Estoy a favor del proyecto de ley», fue su escueta respuesta.
El siguiente es el tramo más destacado de la entrevista:
—Chango es eso, es un bebito que está como viendo al mundo con nuevos ojos, que agarró y se fue a un campo, y grabó canciones de una manera tradicional, y después las transformó con delay de cinta y máquina de ritmo. Y se escuchan las canciones. El bebito llorando, feliz de la vida, y con miedo, pero con algo hermoso, boludo. Es eso.
—¿Y con qué se encontró ese bebito al salir al mundo?
—Y… van a escuchar el disco y se van a dar cuenta.
—Hablamos de «bebito», y no puedo evitar acordarme del «bebito» (risas). ¿Qué opinás acerca del aborto?
—Ehhh. Me parece que…ehhh, justo… mirá cómo se puso el tema, viste (risas). Eh, no. Apoyo, estoy a favor del proyecto de ley. Y me parece que el resto de la opinión se la guardo al espacio de lo privado.
Lautaro no avanzó más, acaso para no confrontar abiertamente con los argumentos de su madre, que había tenido una de las posiciones más extremas dentro del gobierno nacional.
Michetti fue tajante al afirmar que «no hubiera permitido» el aborto ni siquiera en casos de violación pese a que la actual ley lo autoriza. «Lo dije claramente siempre. Lo podés dar en adopción, ver qué te pasa en el embarazo, trabajar con psicólogo, no sé», señaló la vicepresidente en un reportaje al diario La Nación.
Esta postura desató una catarata de críticas de dirigentes oficialistas y opositores. Daniel Lipovetzky, el diputado de Cambiemos que estuvo a cargo del debate en la Cámara baja, le pidió a Michetti que cuide su rol institucional. «Es un retroceso enorme que intenten volver a discutir el aborto en casos de violación ya que el mismo está permitido desde 1921», afirmó.
Lo que sucede con Cura —quien además de músico es licenciado en comunicación y trabaja en un documental sobre la vida de Charly García— no es una excepción a la regla: otros hijos de políticos no comulgan con sus padres en esta discusión que se dio tanto en el recinto como en la calle.
Algunos de estos jóvenes, incluso, lograron cambiar el voto de sus progenitores. El diputado del PRO, Carlos Roma, se reconoció en esa situación. «Un día mi hijo de 14 años me dijo: ‘Papá ¿qué cambia si no votás la ley? No cambia nada, no resolvés nada. ¿Para qué sos político?’. Y tenía razón. Yo creo que hay vida desde la concepción, pero no puedo imponer mis creencias personales a los demás y por eso, aunque contrariado, voté la ley», confesó.
Algo similar podría ocurrir en el Senado si Cristina Kirchner, quien siempre manifestó su rechazo, asume los argumentos de sus hijos Máximo y Florencia, férreos militantes de la legalización.
Está claro que la «revolución de las hijas», como definió la periodista Luciana Peker al movimiento de jóvenes feministas, es transversal. Y también está claro que ya logró modificar varias posturas. El macrista Waldo Wolff y el massista Ignacio de Mendiguren entendieron que, más allá de sus convicciones religiosas, «es la mujer la que debe decidir» sobre su cuerpo.
Lo mismo entendió Mirtha Tundis luego de una conversación con su nieta. «Me costó mucho. No fue fácil para mí. Todos conocen mi historia. Todos saben que en 2016 apoyé un proyecto en contra del aborto. Cuando comenzó a tratarse el tema, y escuché todas las voces, empecé a abrir mi cabeza. Al final, escuchando a mi nieta de 12 años, tan adulta, cuando me dijo «hay mujeres que se mueren en un garage, porque se hacen en lugares clandestinos», la verdad es que me llegó al corazón. Y eso es lo que me decidió», detalló.
La legalización de la interrupción voluntaria del embarazo ya logró la media sanción de Diputados. Se computaron 129 votos a favor y 125 en contra. Ese mismo nivel de paridad se registra hoy en el Senado, que espera tratar la iniciativa el próximo 8 de agosto.
Siendo vicepresidente, Julio Cobos fue protagonista de un hecho inédito: tuvo que desempatar en la Cámara alta la votación por la resolución 125. En esa madrugada aciaga, cuando el radical se hundía en un mar de dudas, su hija lo convenció de emitir aquel famoso «voto no positivo».
De constituirse un escenario similar a la hora de definir la legalización del aborto, ¿Lautaro Cura intentará torcer la voluntad de su madre?