Asia, por su parte, ayudó a la estabilización de precios por los confinamientos dispuestos en China a raíz de una nueva explosión de casos de Covid-19. Se trata del peor brote desde el de Wuhan, con un escenario de más de 20.000 casos diarios y dos semas de aislamiento estricto.
Los países de la UE mostraron la intención de disminuir la dependencia energética con Rusia y se encuentran en la búsqueda de fuentes alternativas con otros países importadores como Estados Unidos, Qatar o Argelia. Aun así, se encuentran imposibilitados de hacerlo en lo inmediato por un posible agravamiento en los costos de la energía que junto con los alimentos motorizaron una inflación récord en la región.
«Creemos que importar gas desde el Mar Negro es mejor que comprárselo a Putin», declaró, en este contexto, Mette Frederiksen, primer ministra de Dinamarca, que tiene como objetivo aumentar la producción de gas para ayudar a Europa a reducir sus importaciones con Rusia. Es en este contexto que se acelerará los procesos administrativos y se negociará con las firmas energéticas un aumento en la producción en el Mar del Norte para mantener, al mismo tiempo, las promesas de prohibir el gas y el petróleo en 2050 y de cuadriplicar la producción de fuentes solares y eólicas para 2030.
Dinamarca es el octavo productor de gas en la UE, aunque se espera que su oferta se incremente en un 247% para 2025 (respecto de 2021). De esta manera, el objetivo es superar las necesidades domésticas desde el año próximo, luego de completar los trabajos de reacondicionamiento en Tyra, el campo de condensado de gas más grande del país.
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