Particularmente verborrágicos se volvieron los funcionarios nacionales con sus pares, incluso con los diputados y senadores de Cambiemos. No solo la reunión de Gabinete fue inusualmente larga, cuando normalmente son casi trámites, una formalidad para cumplir y con pocas intervenciones. Además, los legisladores fueron convocados a escuchar la ponencia de Nicolás Dujovne, que duró dos horas. Y a la noche, los espera el mismísimo Mauricio Macri en la Residencia Presidencial de Olivos.
Sucede que ya nadie niega la crisis, ni tampoco que será larga y difícil de sobrellevar. Ante ese panorama, la consigna se volvió clara: se necesita información para que todos y cada uno salgan a explicar el futuro, que se supone será grato y evidente en un plazo que nadie quiere precisar, pero que mientras tanto exigirá un renovado sacrificio.
Mucho tiempo invirtió Dante Sica, ministro de la Producción, en explicar el Plan Federal de Exportaciones que se lanzará en las próximas semanas, con el que se pretende triplicar las exportaciones en los próximos cinco años. Como es una de las pocas iniciativas que pueden mostrar resultado en el mediano plazo, fueron muchos los que quisieron hacer comentarios en respaldo de una política que busca saldar la recurrente restricción externa (menos dólares de los que necesita para solventar los gastos) que tiene la economía argentina.
Le siguió el Ministro de Hacienda y Finanzas, que buscó dar un panorama alentador dentro del difícil panorama. Aseguró que habrá recesión, pero que será moderada, que el crecimiento será de un punto negativo, y que la aprobación «del Presupuesto está encaminada». No se privó de comentarios optimistas en cuanto a exportaciones y la lenta recuperación de la confianza.
Cuando le tocó el turno a Germán Garavano, ministro de Justicia, destacó la importancia de que se descubra «el circuito de la plata» para continuar la investigación. Fue el momento en el que apareció un Mauricio Macri chistoso: «si lo necesitan, Dujovne es un buen interrogador para recuperar ese dinero y que devuelvan la plata del Estado». Fue un reconocimiento al duro papel de ajustador -un severo «Doctor No» como se comenta en algunos despachos- que está desplegando desde que se firmó el acuerdo con el FMI.
Para terminar, habló el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, autor de la iniciativa PPP con la que el Gobierno esperaba asegurarse la obra pública en medio de las turbulencias.
«Tuvimos la suerte de que se presentaran 32 ofertas una semana antes de que empezara la crisis cambiara, y que cuatro días antes de que aparecieran los cuadernos las empresas formalizaran sus compromisos», contó. Ahora, le corresponde al Gobierno generar los instrumentos para permitir que el financiamiento pueda concretarse, en lo que se está trabajando.
La reunión de Gabinete la cerró el Presidente. Aseguró que «logramos romper con los carteles que estaban enquistados». Se referió no solo a la obra pública, sino también a los medicamentos y en general las compras del Estado. «La cartelización tiende a desaparecer», dijo. Y explicó que «los precios más altos no eran tan solo de corrupción, sino también por el despilfarro, la falta de planificación, y la decisión de licitar obras solo para cobrar el anticipo».
Dujovne se quedó reunido con el equipo del Presidente y a las 11 ingresó al salón adyacente al Blanco el viceministro Guido Sandleris, su jefe de gabinete, Nicolás Gadano y Andrés Eldestein, subsecretario de Ingresos Públicos, para informar sobre el estado de las cosas a los diputados de Cambiemos. Habló solo durante dos horas, sin la intervención de su equipo y sin esquivarle a ningún tema. Primero haciendo una ponencia y luego contestando las preguntas de muchos inquietos por las dificultades que tienen en las calles de sus provincias, donde tienen que dar respuestas frente a la dura coyuntura.
Algunos, sin embargo, se mostraron muy conformes con la ponencia del Ministro. «Está muy bien enfocado, diría que es lo mejor que escuché de un funcionario desde que arrancó el Gobierno», dijo un diputado a Infobae. Explicó que «presentó los esquemas de ajuste mostrando metas y objetivos que me parecieron muy razonables, sabe que son momentos difíciles pero no buscó ocultarlos». Otro agregó que «vamos por el buen camino, se están haciendo las cosas con seriedad por primera vez, a mí me convenció».
También, en la provincia de Buenos Aires, la gobernadora María Eugenia Vidal les pidió a los funcionarios que salgan a estar cerca de la gente y a explicar lo que sea necesario por los medios. Ella misma, trascendió, redoblará timbreos y apariciones mediáticas. Ya no hay «segundo semestre» ni espacio para el relato edulcorado. La crisis ya se vive en los hogares y no les queda otra que poner la cara.