La Selección argentina está en una etapa de transición. En todo sentido. Con Lionel Scaloni como seleccionador interino hasta noviembre, con una renovación de futbolistas después del fracaso del Mundial de Rusia y con una dirigencia de AFA que desconcierta con un supuesto proyecto a 10 años, que nadie conoce, mientras espera que se le abra alguna puerta para elegir un DT definitivo.
En el medio está la gente. El futbolero argentino que fue duramente castigado por el frustrante Mundial de Rusia. Hoy, la Selección no despierta mucho interés. Es cierto que hay expectativa puesta en la postergada renovación de jugadores con la esperanza de ver caras nuevas y más fervor con la celeste y blanca. En ese sentido, después de la derrota contra Brasil, no hay críticas. Se vio otra actitud. Pero falta mucho para que el hincha vuelva a sentir entusiasmo o algo parecido por un partido de la Argentina.
El Mundial dejó una sensación muy fea: Jorge Sampaoli hizo casi todo mal y la vieja guardia de la Selección llevó el hartazgo a niveles insospechados. Para colmo, Lionel Messi desapareció del seleccionado sin hablar, sin decir una sola palabra de todo lo que pasó, demostrando que no es el líderque muchos quisieron que sea. No puede ni quiere serlo. Aunque, y no está demás aclararlo, sería un gran aporte futbolístico que vuelva. Puede darle un gran salto de calidad al equipo. No tengo dudas. Pero desde otro rol y aceptando las reglas. Todas las reglas.
Scaloni supo comandar esta etapa con criterio. Nada de otro mundo. No hizo ningún milagro: convocó nuevos jugadores, dejó afuera a los históricos gastados y le dio orden defensivo al equipo. Su etapa, pese al 0-1 con Brasil, seguramente se llevará un aprobado en términos generales. Pero tiene fecha de vencimiento después de los dos partidos con México de noviembre. ¿Y después quién?
Mientras Chiqui Tapia habla de un «proyecto a 10 años» que nadie sabe de qué se trata, hoy no hay DT a la vista para conducir a la Selección. La AFA parece estar esperando que se abra alguna puerta. Pero hoy están todas cerradas. Buscan llegar a diciembre y ver qué pasa. Ese desconcierto es la peor cara de esta etapa en la que se esperaba que los dirigentes tuvieran las cosas más claras.
A tres meses del Mundial, todo sigue igual. Mientras las selecciones importantes ya definieron todo, hoy la Selección argentina no sabe hacia dónde va. Por ahora nos ponemos contentos con algunas actuaciones como las de Saravia, Pezzella o Paredes. Y esperamos que alguna vez la AFA encuentre el rumbo perdidohace muchos años.