La Catedral Basílica se vistió de fiesta para la ordenación sacerdotal de los diáconos Luis Escañuela Revilla y Alejandro García. La ceremonia estuvo presidida por el obispo Vicente Bokalic quien pidió a los nuevos sacerdotes «Tengan siempre un corazón amplio, la Palabra que será fuerza para su vida los hará santificadores del pueblo de Dios».
Acompañados de su familia, amigos y miembros de las comunidades parroquiales se vivió una emotiva ceremonia que tuvo como lemas los pasajes del evangelio «Les daré pastores según mi corazón», elegido por Luis Escañuela; y «Yo en ellos y tú en mí» seleccionado por Alejandro García.
Tras la presentación de los ordenados, el obispo Vicente Bokalic les dejó su mensaje a los nuevos pastores: «Sus padres les transmitieron la fe y en ese amor inmenso creció la vocación sacerdotal, por ello siéntanse bendecidos. Jesús eligió a algunos hombres para que estuvieran con él, los instituyó sacerdotes al servicio de todos…hoy ustedes han sentido ese llamado y comenzaron un camino atraídos por el amor infinito de Jesús».
Más adelante destacó que «En este camino transitado han tenido un tiempo para estar cerca y preguntarle al Señor ‘Qué quieres de mi’ y fueron descubriendo cual era la voluntad de Dios. Hoy serán sacerdotes de Cristo, él es el fundamento sobre el que se construye este camino».
«Serán maestros del pueblo de Dios -continuó- y tengan en cuenta que desde la predicación de la Palabra nace la fe, que esa Palabra se convierta en luz para siempre porque cuando toque sus corazones podrán transmitirla y fortalecer al pueblo de Dios».
También pidió que, «cada eucaristía sea un encuentro profundo y sigan descubriendo su riqueza inagotable. Serán mediadores entre Dios y la gente; los sufrientes, los pobres y abandonados deben estar siempre en la eucaristía, crezcan a su lado porque una eucaristía bien vivida los fortalecerá».
«Luis y Alejandro, serán ministros de la misericordia de Dios, nuestra gente necesita ser escuchada, vendrán buscando alivio, paz y esperanza y pasará por sus manos y labios la misericordia. Vivan el ministerio de la reconciliación, visiten a los enfermos, su presencia, su petición, esa unción será un consuelo».
Asimismo les indicó: «Sean pastores y formadores de comunidades con paciencia, humildad y mansedumbre. El sacerdocio nos da cierta autoridad pero no se la crean, la autoridad de Cristo es el servicio. Van a ser sacerdotes Marianos porque con esta devoción hemos crecido, aprendan de la gente más sencilla y humilde; entreguen el pan y el catecismo a nuestro pueblo y que Jesús y nuestra Madre los bendiga».
Posteriormente se realizó la Letanía de los Santos; la imposición de manos de parte de los obispos Vicente y Enrique y los sacerdotes y la oración consagratoria.
Acto seguido, los nuevos sacerdotes fueron revestidos siendo este un momento de gran emoción por la presencia de sus madres. Luego recibieron la unción de las manos, del cáliz y la patena y el abrazo de la paz.
La ceremonia concluyó con la palabra de los nuevos sacerdotes que pidieron que recen por ellos.