La situación venía por demás complicada, y todos los sectores involucrados estaban más que preocupados ante la posibilidad latente de que el estadio «Monumental» no pudiera alojar la gran final de la Copa América que se está disputando en el país. El Comité Organizador del torneo, la Confederación Sudamericana y los representantes de River analizaron la cuestión y dieron el veredicto esperado: la Asociación del Fútbol Argentino costeará económicamente las obras y se jugará en Núñez.
Lo que sucedía no era sencillo: los innumerables destrozos que provocó la hinchada «millonaria» luego de concretarse el descenso al Nacional B todavía están lejos de ser solucionados. Trascendió que al menos cuatro mil butacas necesitan un cambio total, cientos de vidrios y la reparación de baños que quedaron destruidos. Para eso, se precisa una importante inversión de dinero que Daniel Passarella no estaba en condiciones de llevar a cabo.
Otra complicación radicaba en que todas las entradas ya están vendidas. ¿Cómo harían con la gente que compró su localidad y no podría ir a otra provincia a presenciar el encuentro?
El único estadio en condiciones de recibir un cotejo de esa magnitud es el Mario Alberto Kempes de Córdoba, porque ofrece instalaciones que podría integrar al público en general y a la gran masa de invitados protocolares que concurren a una cita de esa envergadura