El viento no les da tregua, aunque en cada flameo agonicen. Colgadas de un mástil en lo alto de una fachada o en la inmensidad de un espacio público, las banderas parecen olvidadas. Esto les llamó la atención a varios lectores que enviaron a LA GACETA sus denuncias (y hasta fotografías).
Durante un recorrido por dependencias públicas y plazas no fue difícil encontrar banderas desteñidas en las que era imposible adivinar el celeste y blanco, porque militaban en la gama de los grises. Aparecieron las que por olvido estaban a media asta, (sin motivos) y deshilachadas. Algunas atadas al mástil directamente. Una puñalada a nuestras tradiciones.
Llama la atención la bandera que se encuentra en la fachada del predio Ferial Norte (foto central), en el que funcionan dependencias del Ministerio del Interior. Sus jirones se enroscan en el asta y ya no hay posibilidades de que flamee.
Existen varias disposiciones que indican cómo debe cuidarse la insignia patria. Decretos que establecen en qué casos se la iza a media asta, cuáles pueden llevar el sol en el centro, de qué material debe estar confeccionada y hasta qué se hace una vez que ya no se la usa. Además hay cuestiones que tienen que ver con el ceremonial: qué canción se debe entonar al izarla, cómo es la disposición de los abanderados en los actos oficiales y escolares o cual es la posición correcta en cuja (ubicada en el frente derecho de la pelvis) o al hombro.
¿Guardar o incinerar?
Una de las cuestiones sobre las que más se debate es acerca de qué se hace una vez que la bandera queda en desuso. Ante todo, las normas establecen que la bandera «no se lava». El destino final dependerá de si se trata de una bandera ceremonial o de izamiento común. Los decretos aprobados en diferentes fechas explican la diferencia. La de ceremonia debe conservase en un cofre, vitrina u otro lugar apropiado como reliquia, con una tarjeta en la que consten las fechas de recepción y retiro.
«Cuando la bandera de izar debe retirarse por su desgaste o deterioro, el Rector o Director procederá a su incineración en acto especial, de acuerdo con la siguiente norma: se realizará en recinto cerrado y con la mayor solemnidad», apunta la norma.
A su vez, se reglamenta el tamaño y material. «La bandera que se ice en el frente del edificio escolar y en los mástiles será la nacional, de lanilla, con un refuerzo de tela resistente de color blanco, cosida en el borde destinado a unirla con el asta. Las dimensiones de esta bandera guardaran entre si la razón 1/2 y las del sol serán 2/5 entre los diámetros y de 5/6 entre el diámetro mayor y el ancho de la franja».
Y, aunque, nadie lo respete las normas también hablan del horario en el que debe izarse en los organismos del Estado. «La Bandera de la Patria se izará al amanecer, en los lugares y días que corresponde, y se arriará con la entrada del sol, no debiendo quedar por ningún motivo izada durante la noche» (art. 4, decreto Nº 1027/43).
Todos los días
Además, un decreto de 1869 establece: «la Bandera Argentina será izada en todos los edificios públicos, y podrá serlo en casa de los particulares en días de conmemoración patriótica, siendo el derecho a esta demostración cívica extensivo a los extranjeros que a ella quisieran asociarse». Son elementos suficientes como para que ciudadanos -y funcionarios- tomen nota y obren en consecuencia.
Fuente; La Gaceta