Una cámara de fotográfica de 1923, de una serie muy rara de la Leica, se subastó en la Galería Westlicht de Viena por 1,9 millones de dólares con lo cual se convirtió en la más cara del y de la historia.
La pagada rompió el que mantenía hasta una de las primeras cámara fabricadas comercialmente, en 1839, según el daguerrotipo auténtico, que se subastó por un de dólares el año pasado, en la misma galería vienesa.
Hasta ese remate, el máximo al que se había vendido hasta ahora una cámara de fotografía era de unos 286.314 dólares.
Según informó la galería, la que se convirtió en la más valiosa de todos los tiempos «es el número 7 de una pequeña serie, de cerca de 25 piezas, de cámaras de prueba fabricadas por Leitz en 1923«, dos años antes de la introducción de la marca oficial Leica (por Leitz Camera).
Según los documentos disponibles, fue enviada a Nueva York para hacer la patente, por lo que resultó la Leica exportada.
Previa a su subasta, había sido tasada entre 500.000 y 573.000 dólares y, tras una puja de unos veinte minutos con un precio de partida de 286.300 dólares, se la llevó el máximo postor, un coleccionista privado asiático.