Por qué la hija de Lucas Pratto fue clave en el pase récord en la historia de River

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«Vuelvo a la Argentina por mi hija. Soy hijo de padres separados y en 29 años nunca tuve una figura paterna. El que tiene hijos entiende lo importante que es para mí estar cerca de mi familia». Con esas palabras explicó ayer Lucas Pratto (29) su salida del San Pablo para jugar en River aunque, en realidad, su objetivo trascendía lo deportivo. El delantero necesitaba volver a la Argentina para estar cerca de su hija y no repetir con ella aquella infancia que a él lo marcó.

El delantero se rehúsa a hablar de su difícil crecimiento aunque de esa etapa clave en la vida de todo ser humano ha revelado que su padre fue un hombre que no supo valorar la familia que había formado. En noviembre de 2014 contó: «Él está y no está. Tengo tres hermanos más pero no es un tema del que me guste hablar. Está ahora, que su hijo juega al fútbol». Poco después, el 14 de septiembre de 2015, Mario Antonio Pratto falleció.

Claro que en la historia de Lucas hubo antes de Pía, su hija, una mujer fundamental: Daniela Silvetti, su mamá. Ella fue el sostén del jugador en su vida privada tanto como en su desarrollo deportivo. Lo acompañó, lo respaldó, lo motivó, le indicó el camino. Muchos la recordarán cuando en una entrevista televisiva que brindó minutos antes del debut de Pratto en la Selección (ndr: el 15/11/2016 ante Colombia por Eliminatorias Sudamericanas), dijo: «Esta mañana le mandé un mensaje. Le dije que se acordara de donde viene, de cómo marcaba la cancha en Cambaceres para poder jugar, que jugaba más en pasto ahora que antes que había más tierra y vidrio que pasto, que se acordara de eso, nada más».

Cuando Lucas tenía 22 años y jugaba en la Universidad Católica de Chile nació Pía, su hija. «Intento hacer con ella todo lo que no hizo mi viejo conmigo. Me mira siempre cuando juego; cuando hago un gol, me beso el tatuaje con su imagen; cada vez que termina el partido, tengo un mensaje de voz de ella que es emocionante. Hago lo que quiera: jugamos, dormimos, le doy licencias», contó sobre ella tiempo atrás.

Cuando Pía era muy pequeña Lucas Pratto se separó de la madre de ella y por su profesión, el futbolista pasaba mucho tiempo sin verla, una situación que le resultaba difícil de sobrellevar. Cada vez que podía la tenía a su lado e incluso ha brindado conferencias en sus tiempos de jugador en Brasil con la niña al lado.

En varias oportunidades ha dicho que Pía es la persona más importante de su vida junto a su madre. Por ella decidió, necesitó, en realidad, volver. «Mi pedido por salir fue solo por una situación un poco complicada con mi hija en Argentina. Este iba a ser el cuarto año mío en Brasil y mi hija no está queriendo que yo esté lejos, todo el mundo sabe que estoy separado y es una situación profunda y complicada», mencionó ayer el futbolista.

A la hora de esa conferencia Lucas Pratto ya era jugador de River. El club de Núñez acordó por él una transferencia cercana a los 11 millones de dólares, la cifra más alta en la historia de la institución. El jugador siempre fue una prioridad para Marcelo Gallardo desde 2014, cuando comenzó su exitoso ciclo. Para El Oso no fueron los millones, ni el pedido del Muñeco, ni los objetivos deportivos lo que lo movieron a salir de Brasil. La clave había sido su hija y su necesidad de no repetir su difícil historia.

Fuente: Infobae

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