La Pampa: Tiene hidrocefalia y no la dejan jugar al hockey con casco

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La historia de Guillermina Ferrando, una chica de 16 años, conmueve al hockey sobre césped. Desde los seis años practica ese deporte. A los 11 años le diagnosticaron una hidrocefalia, la sometieron a dos operaciones y le colocaron una válvula de drenaje detrás de su oreja: su ilusión de volver a jugar fue posible, pero con el uso de un casco.

A pesar de la gravedad de su enfermedad, se recuperó y llegó a jugar en la primera de su club, La Barranca de Santa Rosa. Durante estos cinco años usó el caso en torneos locales y nacionales.

El jueves pasado, como tantas veces en los últimos años, Guillermina hizo el calentamiento junto a sus compañeras de La Barranca. Era la previa del primer partido del torneo regional de clubes de la Patagonia. La directora del torneo, Gilda Navarrete le comunicó a Guillermina que no podría ingresar con el casco, el que utiliza desde el año 2012 cuando se recuperó de las dos operaciones por una hidrocefalia que le detectaron cuando tenía 11 años.

Karina Gómez, la mamá de Guillermina está furiosa contra la directora del torneo y la Confederación Argentina de Hockey. “Esta mujer se atrevió a decirle a Guille que debía pensar en el hockey de otra manera, no como jugadora”, dijo la madre.

Pero Navarrete le explicó que la decisión era de la Confederación.

“No pueden quedarse con una cosa burocrática. Ella se superó, su pasión por el hockey le ayudó a superarse. Y ahora salen con esto”, dice Karina.

La madre dará batalla. Apenas se enteró que le impidieron jugar en Neuquén, fue a la delegación del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación) para denunciar el caso.

Karina rechaza los argumentos de la Confederación. “Son absurdos. Dicen que el casco es peligroso para otra rival. Y que son las reglas internacionales”, le cuenta a Clarín.

En estos días, la mamá de Guillermina revisó todos los antecedentes del deporte. “Es un deporte de riesgo, pero por el palo y la bocha. Decir que es un riesgo el casco….”, dice Karina y se queda sin palabras. “Es absurdo”, repite. Menciona el caso de una jugadora australiana, Lizzie Watkins, quien murió en 2012 por un bochazo en la nuca.

Guillermina superó más que dos operaciones por hidrocefalia. “Nos enteramos en la semana que tenía este problema. Tuvo un desmayo. A los cuatro días la estaban operando”, cuenta Karina. Fue el feriado del 17 de agosto de 2011.

Después sufrió una meningitis. “Estuvo una semana en terapia intensiva, muy grave, luchando por su vida. Y además sufrió un virus intrahospitalario”, recuerda.

El alta llegó después de un mes. “Cuando fuimos en febrero de 2012 por el alta definitiva, ella tenía la enorme duda si podía volver a jugar la hockey. No quería otro deporte. No sabés la alegría que tenía cuando el médico la autorizó…! Le dijo que podía jugar, pero con un casco”, dijo.

Hizo un enorme esfuerzo. “El primer tiempo no tenía la coordinación fina. Parecía que nunca iba a poder tener un nivel competitivo”, cuenta la madre.

Pero volvió. Cuando estaba en sexta, la llamaron para jugar en primera. Jugó, usando el casco, regionales en San Luis y los Juegos Evita en 2016.

Una vez que se conoció la decisión de la CAH con Guillermina, su historia se viralizó. Los jugadores de Los Leones se sumaron al hashtag #SialCasco y pusieron el cartel “Yo quiero hockey inclusivo”.

El hockey fue la tabla de salvación de Guillermina, lo dice su madre. “Es su pasión, pero además su elección de vida. Piensa seguir profesorado de educación física para estar cerca del hockey”, dice su mamá. Y avisa que irá por el cambio de las reglas para el caso de Guillermina.

Clarín

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