Las fuerzas turcas y sus aliados sirios tomaron este domingo la ciudad de Afrin, una etapa mayor tras dos meses de ofensiva para expulsar de esta región fronteriza del noroeste de Siria a una milicia kurda que Ankara califica de «terrorista».
El avance de las fuerzas turcas y los rebeldes aliados a ellas dio lugar a un éxodo masivo de civiles, como ya había ocurrido en otro frente del conflicto sirio, el enclave rebelde de Guta Oriental, cerca de Damasco, del que el régimen de Bashar al Assad retomó más del 80%.
«Unidades de las fuerzas sirias libres, que cuentan con el apoyo de las fuerzas armadas turcas, tomaron el control total del centro de la ciudad de Afrin este domingo», anunció el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
«Un gran número» de combatientes kurdos huyeron, añadió asegurando que unidades de las fuerzas especiales turcas se desplegaron en la ciudad.
Los combatientes kurdos se replegaron y los combates cesaron, dijo por su parte un habitante de la localidad.
Dos corresponsales de la AFP entraron en Afrin el domingo por la mañana y comprobaron la presencia de combatientes sirios apoyados por Ankara y de soldados turcos en todos los barrios de la ciudad, donde realizaban operaciones de desminado.
Dos carros de combate turcos estaban posicionados frente a un edificio oficial y a su alrededor se oían disparos de celebración. Banderas de Turquía y de la revolución siria ondeaban en varios edificios.
La AFP también constató que decenas de civiles abandonaban el centro de la ciudad, aterrorizados por las explosiones causadas por el desminado.
La ciudad de Afrin era el principal objetivo de la ofensiva lanzada el 20 de enero por Turquía contra la milicia kurda Unidades de Protección Popular (YPG).
Las YPG son consideradas como una organización «terrorista» por Ankara pero fueron también un importante aliado de Washington en la lucha contra el grupo yihadista ISIS en Siria.
Según la oenegé Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), más de 1.500 combatientes kurdos murieron desde que comenzó la ofensiva. Los rebeldes aliados a Turquía sufrieron 400 bajas. Las Fuerzas Armadas turcas dieron cuenta de 46 soldados muertos.
Los últimos días se habían intensificado los bombardeos aéreos y terrestres contra la ciudad. El viernes y el sábado al menos 30 civiles murieron, 16 en el bombardeo de un hospital de Afrin, según el OSDH.
Turquía asegura que no apunta a la población civil, y desmintió el ataque al hospital. El OSDH afirma que más de 280 civiles murieron desde que Ankara lanzó la ofensiva.
Para escapar al avance de las fuerzas turcas, unas 250.000 personas abandonaron desde el miércoles por la noche la ciudad de Afrin, utilizando un corredor humanitario en el sur de la localidad que lleva hacia territorios controlados por los kurdos o por el régimen sirio, indicó el OSDH. Sólo quedarían en Afrin unos miles de habitantes, según el OSDH.
El conflicto en Siria, que entró en su octavo año, implica a varios actores regionales y potencias internacionales en un territorio muy fragmentado. Esta compleja guerra dejó más de 520.000 muertos desde 2011 y obligó al exilio a millones.
En otro frente de esta guerra, un segundo éxodo masivo de civiles continúa, esta vez en Guta Oriental, enclave rebelde a las puertas de Damasco sitiado desde 2013. Pero el control que ejercen los rebeldes en este territorio se reduce cada vez más frente al avance de las fuerzas del régimen.
El régimen sirio lanzó su ofensiva a mediados de febrero, sus bombardeos dejaron al menos 1.400 civiles muertos, de ellos 274 menores de edad, según el OSDH.
Para escapar a los bombardeos más de 50.000 civiles huyeron de este territorio los últimos días, según la misma fuente.
En Jisrin, una localidad recientemente conquistada por el régimen, los civiles caminaban entre los escombros el sábado llevando con ellos bolsas y mantas.
Según el OSDH el régimen conquistó el sábado más localidades rebeldes (Kfar Batna y Saqba) y extiende su dominio al 80% de este enclave dividido en tres sectores aislados.
