La profesora Lidia Grana de Manfredi destacó que en 1930 y luego en la década de los 40, a la siesta se realizaban las trincheras y bailes diurnos. Por la noche eran reconocidos los encuentros en el Olímpico, Centro Recreativo y Tiro Federal.
En el Club Social realizaba «El baile de la cretona» y en el Club Sirio Libanes, realizó el de la «Fantasía», Adela llugdar en su libro «La Casa de Todos» mencionaba el acontecimiento.
En referencia a si de día se jugaba al carnaval, Lidia Grana de Manfredi expuso que «bajo el lema», El carnaval tiene la culpa» los jóvenes y niños eran terribles.
Las familias en los barrios se reunían a jugar armados de baldes y tachos. El agua caía también desde las terrazas, no se salvaba nadie y no faltaron por ese entonces las denuncias policiales de quienes exigían transitar por las calles sin sufrir estos ataques.
El profesor Ricardo Suárez en su libro «Imágenes de mi aldea», relata como él y un grupo de jóvenes tuvieron que ser rescatados de la Jefatura por mojar en el corso con un balde de agua y harina a un elegante señor ubicado en el palco cercano a la estación. Ese señor era Mister Day superintendente ferroviario en el año 1938, persona respetada y apreciada por los vecinos bandeños.
Otro hecho de este tipo lo sufrió Horacio García y sus amigos, don Nabor, padre de Horacio, debió concurrir varias veces a la policia para salvar a quienes desde la terraza de su casa arrojaban agua.
Para terminar la profesora Lidia Grana de Manfredi manifestó «La historia de los pueblos deja huellas, los carnavales bandeños de antaño quedaron con sus máscaras de risas en la memoria de los mayores, pero es necesario que la nueva generación conozca parte de los que fueron los festejos de ese viejo rey momo de otros tiempos».
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