Una era de profunda entrega espiritual y educativa llega a su fin en Pampa de los Guanacos. Tras más de cuatro décadas de presencia ininterrumpida, las Madres Escolapias anunciaron el cierre de su comunidad de religiosas en la localidad, una noticia que ha conmovido a los fieles y a las instituciones civiles de la zona.
La decisión, según informaron fuentes vinculadas a la congregación, responde a la realidad que atraviesa actualmente la institución: la disminución en el número de hermanas ha hecho insostenible el mantenimiento de todas sus presencias físicas. Sin embargo, se aclaró que el compromiso con la educación local no desaparece, ya que la atención del colegio continuará bajo su supervisión desde la localidad de Pampa del Infierno, Chaco.
Desde su llegada, las Escolapias desarrollaron una magnífica obra misionera, extendiendo su labor no solo en el casco urbano, sino también en los parajes vecinos. Su trabajo ha sido un pilar fundamental para el desarrollo de la comunidad, uniendo la fe con la educación de calidad bajo el carisma de sus fundadores.
Las últimas religiosas presentes en la comunidad, la Madre Lorena y la Madre Dolores, expresaron su gratitud en nombre de todas las hermanas que pasaron por la Diócesis a lo largo de estos años, dejando huellas imborrables en generaciones de familias santiagueñas.
Desde la comunidad parroquial y la Diócesis se emitió un cálido mensaje de despedida, destacando la colaboración de las hermanas en la vida consagrada regional:
«Agradecemos su entrega incondicional a nuestra parroquia y a toda la Diócesis. Pedimos al Señor que les conceda abundantes vocaciones para que, en un futuro, las puertas de esta comunidad puedan volver a abrirse».
El adiós está marcado por la esperanza de que el legado de San José de Calasanz y Santa Paula Montal siga guiando los pasos de las religiosas en sus nuevos destinos, siempre al servicio de la Iglesia y para la gloria de Dios.
Fuente: Obispado de Añatuya


