Mauricio Macri festejó el primer año de gestión en Cordoba, donde ya se ven signos de recuperación

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(Desde Ascochinga) En familia, Mauricio Macri vino a Córdoba a festejar su primer año de gestión. No fue una decisión casual. Aquí es donde nació espontáneamente el «sí, se puede» de su campaña presidencial, la provincia donde el 75% votó a favor de su candidatura en el ballotage del 22 de noviembre del año pasado, el territorio que a diario le brinda buenas noticias, desde una cosecha de trigo que será la mayor en 50 años hasta una industria automotriz que se despierta con tres modelos que antes se producían en Brasil, acompañados de una inversión en infraestructura inédita en la historia.

Al resto de la Argentina le cuesta arrancar, pero en Córdoba domina el optimismo y la esperanza.  Palabras como «trabajo», «constancia», «esfuerzo», «paciencia» dominan las conversaciones más casuales, valorando especialmente el vínculo entre el gobernador Juan Schiaretti y el Presidente, luego de la traumática relación con el kirchnerismo que dejó a la provincia con un juicio contra la Nación en la Corte Suprema por los fondos de las jubilaciones, sin posibilidad de tomar crédito externo, sin aportes para obras públicas y, como si fuera poco, sin la ayuda de la Gendarmería cuando la la policía local se declaró en huelga y empezaron los saqueos.

Nadie olvida aquí que fue la decisión del entonces secretario legal y técnico de la Presidencia, el cordobés Carlos Zannini, lo que dejó a Córdoba indefensa en esas dramáticas jornadas, cuando tampoco estaba el ex gobernador José Manuel De la Sota en la provincia. Son sucesos que ocurrieron hace dos años, por esta misma época, en la noche del 2 de diciembre y la madrugada del 3.

El periodista Julián Cañas, de La Voz del Interior, resumió el sábado el primer año de gestión del Gobernador y el Presidente de este modo: «En el 2016, Córdoba recibió 18 mil millones de pesos más de la Nación», beneficiada con 800 millones de pesos de aportes del Tesoro nacional (ATN) para paliar las inundaciones producidas en las Sierras Chicas, más un acuerdo por 5.600 millones de pesos por la Caja de Jubilaciones y una condonación de deudas de la Empresa Provincia de Energía de Córdoba (Epec) por 5.450 millones de pesos, a lo que se sumaron los 6.500 millones de pesos que la provincia recuperó luego de un fallo favorable de la Justicia.

En Córdoba se cumplieron los pronósticos de que el segundo semestre sería mejor que el primero y que a fin de año la reactivación sería evidente, lo que se puede testear en los seis viajes oficiales que hizo Macri y los tres privados con su familia, más del doble de visitas que las realizadas por Cristina en ocho años.

Aquí realizó, el 26 de enero, la primera reunión de gabinete federal. En abril vino a la planta de Fiat en abril, a presentar una inversión, cuando todavía se veían caras muy largas. Pero en noviembre, cuando vino a Hernando a la Fiesta Nacional del Maní, cantó y bailó «No me arrepiento de este amor», de Gilda, junto al Gobernador y el intendente Gustavo Botasso. También derramó optimismo cuando estuvo en Las Varillas en la fiesta por los 15 años de la empresa nacional de maquinaria agrícola Pauny.

El último viaje oficial fue el 1º de diciembre para inaugurar el Congreso de Economía Verde, donde se autoproclamó «cordobés» y «enamorado de la causa con el planeta», convencido de que «por aquí pasa el futuro». El viernes salió a la tranquera de la estancia donde descansa, cercana a Alta Gracia, a saludar a unos militantes del PRO, eufóricos por la recuperación del turismo interno durante este fin de semana largo, que superará el 80 por ciento de las reservas, según las estadísticas que se conocieron.

En Córdoba ya son visibles los síntomas de recuperación que el gobierno nacional esperaba en todo el país para esta misma época. Ese «retraso» en los pronósticos gubernamentales es lo que adelantó el posicionamiento electoral de Sergio Massa, que sorprendió al Ejecutivo con un proyecto de reforma del impuesto a las Ganancias en extraordinarias que había conversado con él y fue utilizado por una inesperada unificación de casi todos los bloques opositores que aprobaron un proyecto propio, alejado de las intenciones oficiales.

La audaz maniobra de Massa también trajo problemas en Córdoba. Schiaretti expresó públicamente el respaldo al proyecto del Gobierno nacional, que afecta limitadamente las arcas provinciales. Sin embargo, los diputados peronistas cordobeses, que forman parte del Frente Renovador, votaron el proyecto opositor.

Ahora con media sanción, el proyecto está en el Senado y nadie sabe cómo votará Carlos Caserio, el senador que llegó a la presidencia del PJ cordobés por un acuerdo entre Schiaretti y José Manuel De la Sota, que hoy quedó claramente en la oposición al Gobierno nacional, al igual que Massa. Caserio solo atendió el teléfono del Gobernador, pero tampoco a él le adelantó cómo votará.

El asunto no es menor. La alianza entre De la Sota y Schiaretti lleva casi 20 años en Córdoba, lo que le dio al peronismo local gran capacidad electoral, haciéndolo imbatible. Si De la Sota queda con el control de los legisladores nacionales cordobeses, puede perder su influencia en el gobierno provincial. Pero también Schiaretti pierde una herramienta de presión frente al Gobierno nacional. ¿La ruptura entre ambos puede hacer más competitivo a Cambiemos en Córdoba?

Se trata del mismo problema que este momento enfrentan casi todas las provincias que están en manos opositoras. ¿Se debe priorizar la lucha electoral o el vínculo con el Gobierno nacional? Pragmáticos, la mayoría de los gobernadores peronistas están convencidos de que ambas cosas son siempre posibles y que la fórmula es dejar a todos contentos, en su medida y armoniosamente.

En términos de Córdoba, eso querría decir que los diputados nacionales de esta provincia voten una cosa, aunque Schiaretti diga otra, siempre y cuando el senador vote según la opinión del Gobernador. Hoy nadie puede asegurarlo.

Pero además de los gobernadores más jóvenes, como Gustavo Bordet, de Entre Ríos, y Sergio Uñac, de San Juan, el peronismo tiene otros de gran experiencia en la resistencia al kirchnerismo desde una oposición interna, como es el caso de Carlos Verna, de La Pampa.

Para el Gobierno es casi un dinosaurio, por eso no lo trató como a él le hubiera gustado. Hoy es el que lidera los argumentos a favor de aprobar una ley que perjudique a las provincias, «si total Macri la va a vetar». También encabezó la negativa a la reforma electoral impulsada por el oficialismo y el Frente Renovador, «que beneficia a Massa y va contra nosotros», o sea, contra los viejos aparatos peronistas.

En efecto, el peronismo tiene infinitas caras en el país y aún en cada provincia y solo amaga con la unidad cada tanto: cuando el Gobierno se equivoca y los deja del lado de la justicia social, la que no supieron defender en 12 años de gobierno.

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