Pedro Martínez, Conciencia Ambiental Tucumán.
Especial para LA BANDA DIARIO
Realmente impresionante la luminosidad que dejó a su paso. No soy un especialista en este tema, pero el sentido común me confirma que no se trató de una estrella, ya que la mayoría o en su totalidad de desintegran a muchos kilómetros de la superficie, es decir, nunca tocan tierra.
Es muy probable que se trate de un piedra venida del espacio, esto era algo que venía con una gran velocidad, según expertos a una velocidad de 130.000 kilómetros por hora, y muy consistente.
Pero la pregunta es la siguiente: por qué entran en la atmósfera? Les recuerdo que ya entró otra en Rusia hace muy poco (montes Urales) dejando a su paso graves consecuencias. Posiblemente pasa esto porque ya no tenemos protección, o estas se van debilitando (capa de ozono, atmósfera), en las últimas mediciones de la capa de ozono se ve que está tan delgada como la suela de un zapato, y esto es debido a la gran cantidad de contaminantes producidos desde la misma superficie terrestre, con talas indiscriminadas, hasta hay poco oxígeno.
En cuanto a las aureolas que se vio al amanecer en el cielo, quizás sean el resultado de la caída de este elemento, con una velocidad impresionante con la cual venía cortando el aire. Seguramente, al venir del espacio traía consigo gases y metales, que al contacto con el oxígeno produjo una especie de combustión. Los mensajes a veces son inesperados y muchas veces nos toman de sorpresa, pero dentro de su contexto trae consigo un mensaje que hay que saber leer entre líneas.
Y leer entre líneas es sencillamente razonar: nuestra Madre Tierra recibe golpes desde adentro, nosotros los seres humanos ya le faltamos el respeto hace rato, la seguimos deteriorando, ahora los golpes también vienen desde afuera.
Ahora, nuevamente la pregunta queda flotando en el aire, estamos preparados para estos tipos de acontecimientos? Seguramente no. porque cuando la Tierra tiembla, nos hace estremecer a todos, desde el que empuja un carrito para ganarse el pan diario, hasta el que tiene miles de campos, cuentas bancarias sustentosas, y aquel que profana las entrañas del planeta para enriquecerse, a todos por igual nos embarga la angustia de lo sucedido y las cosas por venir.
