En mayo de 2020, el puerto de Brooklyn se convirtió en una morgue gigante. Camiones frigoríficos fueron la solución para una Nueva York que se llenaba de muertos de coronavirus y no había donde mantenerlos. Un año después, aún hay 40 remolques frigoríficos en un muelle con 750 cadáveres de víctimas de Covid-19.
Este último secreto en la gestión de la pandemia en Nueva York se reveló hace unos días en una reunión del ayuntamiento. Y eso indignó a Marc Gjonaji, uno de los concejales, que no dudó en comparar el trato que reciben con los muebles de un depósito o el equipaje no reclamado en objetos perdidos.
¿Por qué siguen ahí? Hay varias razones. La pandemia puso todos los plazos en stand by. Y las autoridades buscan tratar con las familias caso por caso como llevar adelante los entierros. En ocasiones, los parientes no tienen recursos para un funeral lo que abre la posibilidad de que esos cuerpos sean enterrados en la isla de Hart, donde son enterrados los cuerpos de las personas que nadie reclama, los no identificados y los indigentes.
Hart Island cubre 101 acres de arena barrida por el viento y árboles torcidos a 750 metros de la ciudad de Nueva York, a la altura de la zona del Bronx. Es el cementerio público más grande de Estados Unidos. Pero no hay lápidas, elogios ni horarios de visita regulares.
Morgue temporal
Los camiones refrigerados se utilizaron como morgues temporales en el momento álgido de la pandemia, hace un año. Pero, como explica Dina Maniotis, de la Oficina de Medicina Forense de Nueva York, la ciudad quería dar tiempo a las familias para organizar los funerales de sus seres queridos, mientras que los funerales son complicados de organizar desde hace tiempo.
Los concejales, como Marc Gjonaji, abogan por ayudar a las familias a organizar los entierros en la isla de Hart, en el estrecho de Long Island. Durante más de un siglo, aquí es donde se ha enterrado a los indigentes y anónimos de Nueva York, tanto en fosas comunes como en fosas individuales.
Gjonaji cree que la ciudad le debe a estos muertos el enterrarlos con dignidad y respeto. Está previsto que la isla Hart vuelva a abrirse al público este fin de semana. Esto podría convencer a las familias de enterrar finalmente a sus seres queridos allí.
El Tribuno