Pesa 300 kilos y necesita atención urgente: su estado de salud es preocupante

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«Él me dice que es su último año, cree que así no puede aguantar más”, dice con angustia Isabel, la mujer de Fernando, un hombre que con 59 años pasa sus días postrado en su cama, sin posibilidad de moverse. Y es que padece obesidad mórbida y su peso roza los 300 kilos.

El problema es que se encuentra desamparado a tal extremo que, tuvieron que prestarle el tubo de oxígeno que necesita para vivir.

José Fernando Kusnierczyk vive en Moreno, Buenos Aires, y atraviesa un profundo estado de depresión. Es que, desde hace cinco meses no puede moverse por sus propios medios y al mismo tiempo, requiere asistencia permanente para respirar. Su cuadro de salud comenzó a deteriorarse en 2009 cuando alcanzó los 200 kilos. “Ya en ese momento, se le complicaba caminar, por lo que no podía ir al hospital”, indicó Isabel, en un artículo publicado por Crónica.

En julio de 2012 debió ser internado por más de seis meses. Posteriormente, en mayo de 2016 fue internado en el centro de salud Mariano y Luciano De la Vega, de Moreno.
“Estuvo tirado sobre una camilla durante cinco días sin que nadie lo ayudará» agregó la mujer. Sin obra social que lo respalde, Kusnierczyk necesita que o bien el Programa Federal Incluir Salud -ex Profe- o bien el municipio lo asistan.

“Desde hace dos años no tiene ningún tipo de asistencia porque en el hospital mandan ambulancias sólo en caso de internación, pero no de tratamientos. Y el Profe no tiene médicos a domicilio y con la pensión que cobramos pagamos el alquiler de la casa y no podemos pagar una ambulancia para que lo traslade”, agregó.

“Los médicos – del hospital municipal- lo dejaron a la deriva, lo abandonaron y no vienen a atenderlo”, sostuvo con dolor al ver el desamparo que sufre su marido y la impotencia que genera el hecho de que nadie lo asista. Desesperada Ante la falta de respuestas y la necesidad creciente de Fernando de asistencia médica, Isabel optó por actuar directamente en el plano político.

“Le envié una carta al intendente y no me dio ninguna respuesta, ni siquiera me consiguió una silla de ruedas, con la que podría llevar a Fernando al médico”, dijo al borde del llanto.
“Ruego por un médico que se apiade de nosotros, porque necesito que mi marido viva, no quiero que se muera. Él me dice que es su último año pero lo quiero a mi lado porque tenemos muchos proyectos, como casarnos y construir una casa”, sostuvo la mujer.

Mientras tanto, Kusnierczyk espera en su cama ahondándose en un cuadro de depresión en el que su estado de salud y el desamparo que padece no hacen más que darle justificativo a su triste situación.

EL Tribuno

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