En las declaraciones indagatorias suelen quedar al descubierto algunas rarezas. Por ejemplo, en una ocasión un ex funcionario que estuvo al frente de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) admitió que no tenía ni idea de lo que firmaba y que había llegado allí porque era el DT del equipo de fútbol del ex secretario de Transporte del kirchnerismo.
Pero también se revelan datos de la vida cotidiana de los imputados que muchas veces se desconocen, ya que algunos jueces les hacen preguntas generales sobre sus condiciones de vida.
Por ejemplo, Roberto Baratta, hombre de confianza de Julio De Vido durante los 12 años de gestión kirchnerista, señaló ante el juez Claudio Bonadio: «Vivo en un departamento de 200 metros cuadrados junto a mi esposa y mis dos hijos menores edad, una nena de cinco y el nene de dos años. Actualmente trabajo como asesor de empresas, soy licenciado en comercio internacional, tengo un ingreso mensual de entre 50.000 y 80.000 pesos, depende el mes». Y explicó en la indagatoria, a la que accedió Infobae a través de fuentes judiciales que es «titular en un 50% con mi esposa del departamento donde vivimos y dos autos, también el 50% con mi mujer, un Chevrolet a Agile y un Renault modelo Koleos. El primero creo del año 2013 y el otro del 2014».
Baratta, que el 13 de julio pasado cumplió 44 años, negó los cargos por los que fue indagado en la causa en la que se investiga una millonaria defraudación en la compra de barcos de Gas Natural Licuado (GNL). En ese caso también fue indagado hoy el ex ministro Julio De Vido.
Pero en la misma indagatoria, Baratta, ex subsecretario de Coordinación y Control de Gestión del ministerio de Planificación y mano derecha del ex ministro De Vido, dio por tierra con una versión que circuló en el ambiente políticos durante los años en que gobernó el kirchnerismo.
A Baratta se lo conocía como un hombre de tomar decisiones férreas e inapelables en el área de energía. Los empresarios del sector que debían acatar sus órdenes, a veces destempladas, lo criticaban porque –aseguraban- no tenía preparación en la materia.
Y para profundizar aún más la crítica sobre su falta de conocimiento del sistema energético explicaban que había llegado a su cargo porque, como vendedor de billetes de lotería en un bar, se había ganado la simpatía de Néstor Kirchner que años después iba a llegar a la Casa Rosada. Esa historia se mantuvo en pie hasta el lunes.
En su declaración indagatoria frente al juez Bonadio, y ante una pregunta del fiscal Carlos Stornelli acerca de cuándo había ingresado al ministerio de Planificación, Baratta reveló que no era vendedor de billetes de lotería sino taxista.
Explicó que entró a Planificación en el año 2003 y que en el año 2000 conoció a Néstor Kirchner: «Me había quedado sin trabajo, me pagaron una indemnización, compré un taxi y lo puse a trabajar en la flota de taxis de mi ex suegro. Me indemnizaron en la empresa Société Générale de Surveillance (SGS ), donde hacia control de precios de mercadería.
Como dije, en el 2000 mi suegro puso una empresa de taxis y durante la semana salía hacer los clientes. Un día de lluvia entré a un bar a tomar un café ubicado en Juncal y Uruguay, llamado Moliere, a esperar que pare de llover. Me acerqué al encargado del bar a ofrecerle los servicios de radiotaxi. En la mesa cercana estaba Néstor Kirchner, a quien tenía de vista, quien escuchó la conversación y en ese momento él me pidió tomar un café a solas conmigo. Antes de ello yo le pregunté si era gobernador de Santa Cruz, a lo que me respondió que sí y ahí me invitó a su mesa. Me preguntó a qué me dedicaba, qué había estudiado. Le conté todo eso y me dijo si me interesaba trabajar con una persona llama a Julio De Vido, que venía a Buenos Aires una vez al mes. A lo que respondí que sí. Con el tiempo se formaron los equipos técnicos de la campaña y fui realizando otras tareas referentes a mi profesión de comercio internacional. Kirchner me pasó el teléfono de De Vido, con quien me comuniqué, y después de un período de seis meses me contacté personalmente con él. De Vido en esa época era ministro de gobierno de Santa Cruz».
Con esa información, el fiscal quiso saber en qué lo asesoraba al entonces ministro santacruceño: «Me encargó trabajos sobre comercio internacional en el rubro pesca y dentro de ese rubro langostinos en particular. Hacía estudios de importaciones y precios. Después con el tiempo empecé a trabajar con los equipos técnicos».
Aclaró que por aquellos trabajos del inicio, de la que luego sería una fructífera relación, no cobraba. Baratta reveló que durante el tiempo que fue funcionario público reportaba directamente a De Vido, de quien con el paso del tiempo se hizo amigo. Es Baratta uno de los que sigue acompañando a De Vido en sus ya frecuentes visitas a los tribunales de Comodoro Py.
Finalmente, la historia que circuló estos años sobre el vendedor de lotería que tomó decisiones trascendentales en materia energética durante 12 años quedó desdibujada. Todo gracias a una declaración indagatoria en los tribunales de Comodoro Py.