Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey apuestan a resistir la extrema polarización y buscarán votos en el interior del país

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Resistir. Ese es el principal objetivo en el mundo Lavagna. Aguantar la presión que ejercen los polos que representan Cambiemos y la fórmula de los Fernández, y mantenerse en pie en el trayecto que une las PASO de agosto con las elecciones generales de octubre.

Tanto Roberto Lavagna como Juan Manuel Urtubey saben que compiten contra la polarización que está impregnada en el escenario electoral. El gobierno nacional y el peronismo están dispuestos a confrontar desde el inicio y a hacer desaparecer la opción del medio. Necesitan cada voto que ellos puedan conseguir.

Los dos extremos del campo político pedirán durante los 30 días venideros que los ciudadanos definan el próximo gobierno cuanto antes. La estrategia es debilitar a la fuerza el medio y absorber la mayor cantidad de votos posibles. Diluirla y sacarla de competencia.

Lavagna, y todos los dirigentes de su espacio, repetirán una misma consigna. Dirán en público que las PASO son el momento para que el ciudadano exprese su deseo real y no se sienta presionado por darle utilidad a su voto. «Apostamos a que la gente se exprese genuinamente en las primarias. Es el momento que tienen para hacerlo», explicó una de las voces con más peso en el armado lavagnista.

En Consenso Federal aspiran a llegar a las dos cifras en los comicios. La realidad de las encuestas marca que podrían estar cerca del 12% de los votos. En el lavagnismo son optimistas y creen que pueden llegar al 20%. La cuenta que hacen es sencilla. Sostienen que todavía, según marcan los trabajos de consultoría, hay un 40% del electorado que no quiere votar ni a Mauricio Macri ni a Alberto Fernández. La propuesta de ellos, entienden, será la única forma de canalizar ese descontento.

En el próximo mes la fórmula Lavagna-Urtubey estará enfocada en recorrer las principales ciudades del país. Pasarán por Córdoba – donde serán recibidos por el gobernador Juan Schiaretti -, Mendoza y Santa Fe. Compartirán algunas actividades y en otras buscarán dividir fuerzas, y se repartirán en distintos distritos. Trabajan con el reloj en la mano y con una pequeña estructura territorial.

Hablarán de la delicada situación económica a través de un análisis pormenorizado de la microeconomía. Enfocarán en el cierre de las Pymes y la importancia que tienen por el trabajo que generan. Además, pondrán énfasis en el sufrimiento de las economías regionales y el impacto que tuvieron sobre ellas las políticas de los últimos ocho años. Es decir, las que se llevaron a cabo en el gobierno de Macri y en la última gestión de Cristina Kirchner.

Para llegar a las ciudades más chicas del interior Lavagna decidió utilizar pequeñas radios de pueblo. Habla con cuatro emisoras cada mañana y le dedica media hora a cada una de las entrevistas. El equipo de campaña del economista apuesta a que su voz llegue a todo el país y que exprese opiniones sobre temas regionales que no tienen visibilidad en los medios nacionales.

En el lavaganismo están poniendo especial énfasis en la comunicación a través de las emisoras de pueblo. Es un trabajo territorial que les permite llegar a lugares a los que otros candidatos no llegan. Para ellos es una campaña a distancia, contra reloj y haciendo equilibrio para no ahogarse en la grieta.

La campaña bonaerense y la pelea en CABA

En la provincia de Buenos Aires los designados para encabezar la campaña son el candidato a gobernador Eduardo «Bali» Bucca, y los candidatos a diputados nacionales Graciela Camaño y Alejandro «Topo» Rodríguez.

Los tres se abocarán a recorrer el interior bonaerense – visitarán ciudades grandes como Mar del Plata, Tandil y Bahía Blanca-, y tratarán de pasar por las 8 secciones electorales que tiene la provincia. En algunas de estas actividades se acoplará Lavagna.

En la ciudad de Buenos Aires el lavagnismo vive un conflicto que, hasta el momento, no está resuelto. El GEN, con el legislador Sergio Abrevaya a la cabeza, y el sector sindical referenciado en Luis Barrionuevo pretenden competir con una lista propia en las elecciones porteñas. Esa división, que se generó el día que se cerraron las listas, generó tensión en el espacio y judicializó una pelea inesperada que se mantiene hasta ahora.

El Tribunal Electoral habilitó a la lista que postula a Miguel Ponce como jefe de Gobierno, a Carlos Campolongo como diputado nacional y a Julio Bárbaro como senador nacional a competir en una interna con la lista que en el lavagnismo consideran la oficial, y que lleva a Matías Tombolini, Marco Lavagna y Ramiro Marra, para esos cargos.

Lavagna apelará la decisión de la Justicia y hará un nuevo intento por bajar la lista. Si no lo logra, esperará a que la jueza federal con competencia electoral María Servini de Cubría se expida sobre la carta que le mandó, en la que le informó que no permitirá que esa lista se acople a la boleta presidencial. Entiende que es postetad del candidato definir que lista va a pegada a su boleta. De todas formas, el ex ministro solo hará campaña en con la «lista oficial».

La fórmula de Consenso Federal buscará consolidar su identidad de tercera posición y subsistir dando una pelea a dos frentes. Es un desafío extremadamente grande en una elección donde lo que parece estar en juego es quién no debe ocupar la Casa Rosada en los próximos cuatro años.

Fuente: infobae

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