Santa Cruz: Por los paros hay alumnos y maestros que dejan la provincia

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Frente a la EPP Nº1 un grupo de docentes muestran una caricatura de Alicia Kirchner - Foto: OPI Santa Cruz/Francisco Muñoz

Pasaron más de 60 días, más de dos meses y las aulas siguen vacías. Por la mayoría de los pizarrones todavía no pasó ni una sola tiza; hay miles de pupitres que esperan dueño. En casi todos los colegios de Santa Cruz -jardines, primarias y secundarias- las clases aún no empezaron. Desde el 6 de marzo -cuando se iniciaba el ciclo lectivo- que los gremios docentes mantienen un plan de lucha, que se extiende semana tras semana. Allí los maestros cobraron una parte de marzo, nada de abril, y en la única reunión paritaria que hubo -el 20 de marzo- el gobierno provincial les ofreció un aumento del 3%. Algunas familias, las que pueden, optaron por medidas extremas y mandaron a sus hijos a estudiar a otras partes del país. Los docentes que pueden también abandonan la provincia.

La situación es dramática para las familias, que tienen que hacer “malabares” para lidiar con sus hijos en casa. Muchos los envían a clases particulares, algunas brindadas por docentes jubiladas. En algunas escuelas hay clases de “fortalecimiento” que dan los mismos docentes que están de paro. Es media hora en la que los chicos “solo hacen unas cuentas y les dan para leer un poquito”, según dice a Clarín Nahir Castillo, madre de tres hijos, dos de ellos en la escuela primaria. Nahir cuenta que el mayor, que debía empezar cuarto grado, aprendió a leer y escribir con ella. Y que ahora ve cómo amigos que van a la escuela privada están preparando el acto de jura por el Día de la Bandera, y él ni siquiera empezó las clases. Nahir tiene una peluquería y sus hijos pasan todas las tardes ahí.

En Río Gallegos hay solo dos escuelas privadas y en Calafate apenas una, que no tienen vacantes. También hay algunas “semiprivadas” (con subvención del Estado) pero que también tienen mucho paro, de acuerdo a los testimonios que recogió Clarín.

Entre los que optaron por estudiar en otras provincias está el caso de Tomás Segovia Salinas (15) que iba al segundo año del industrial de Calafate. Como tiene los hermanos mayores en Buenos Aires que lo pueden cuidar, la familia decidió que estudie en el colegio Corazón de Jesús, de Capital. “Nosotros tenemos la suerte de poder hacerlo pero no es lo que queremos. Lo que pasa que no queríamos que Tomás pierda el año”, dijo a Clarín su madre Lorena Salinas.

Los docentes santacruceños viven en un total desconcierto. Cada tanto cobran algo, pero no saben exactamente a qué corresponde ese pago. La provincia dejó de hacerles recibo de sueldo así que no pueden llevar la contabilidad de sus ingresos. Esta misma semana Santa Cruz recibió de parte de la Nación fondos del Incentivo Docente. Llegaron a las cuentas de los docentes, pero a muchos de ellos el banco luego “se los quitó”. Adosac, el gremio mayoritario, denunció ante la Justicia que el gobierno se quedó con 25 millones de pesos de los fondos sindicales, que no les aportan desde hace más de dos años. El gremio ahora se financia con la venta de diversos artículos en la calle.

Los alumnos no son los únicos que, por la crisis, dejan la provincia. En La Pampa, por la llegada de muchos maestros de Santa Cruz, decidieron modificar el puntaje docente. Fue una propuesta del gremio local UTELPA -que forma parte de Ctera- que apuntó a exigir más años de residencia para acceder al cargo de titular. Las modificaciones son dos: por un lado el Ministerio de Educación ahora pide dos años de residencia en La Pampa o cinco años en el sistema educativo para acceder a un cargo titular. Y por otro duplica el puntaje por año trabajado en el sistema educativo pampeano.

Por el extenso conflicto docente, el año pasado muchos colegios de Santa Cruz apenas tuvieron 90 días de clases. Pero la mayoría de los alumnos pasaron de grado o de año. El Ministerio de Educación provincial implementó “escuelas de verano” y modificó los reglamentes para que los chicos de secundaria pudieran pasar con tres previos en lugar de dos. “Si sigue así, yo estoy pensando en hacer que mis chicos vuelvan a cursar el año por más que lo hagan pasar. No están aprendiendo”, dice Nahir.

En Santa Cruz esperan una respuesta del gobierno nacional que, a través del ministro del Interior Frigerio, se limitó a decir que “el ministro de Educación Esteban Bullrich está encima del tema de que los chicos no tienen clases en Santa Cruz”.

Colaboró Gustavo Laurnagaray

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“Cómo van a llevar la carpa a Formosa si acá no hay clases”​

“Cómo van a llevar la carpa a Formosa cuando en Santa Cruz no hay clases, evidentemente tienen otros intereses”, dice a Clarín Pedro Cormak, titular de Adosac, el gremio docente mayoritario de esa provincia. Se queja de la conducción de Ctera, de la cual Adosac forma parte. “Cuando los reprimieron en Buenos Aires inmediatamente llamaron a un paro nacional. En cambio, cuando nos reprimieron acá, apenas recibí un pequeño mensaje de texto de Sonia Alesso”, dice Cormak.

El dirigente describe la alarmante situación que viven sus representados, que apenas cobraron un 30% de marzo y nada de abril. “El viernes pasado nos recibió la ministra de Educación, pero fue un formalismo, no nos dio ninguna respuesta. Lo único que nos habla es de la causa de la crisis, de Macri. Pero nosotros no estamos ni con uno ni con otro. El ministro Bullrich tampoco hace nada”, concluye Cormak.

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Estrategias para recuperar los contenidos perdidos

A pesar de la tragedia educativa, no existe por ahora en Santa Cruz ningún plan que contemple cómo los chicos pueden recuperar el tiempo y el contenido perdido.

Inés Aguerrondo, socióloga de la Educación, propone algunos caminos. “Habría que hacer un plan providencial, con ejercicios y materiales para que trabajen las familias con los chicos. Puede ser a través de Internet, como se hizo cuando fue la gripe A. Otra posibilidad es que los chicos que estos días pudieron aprender les enseñen a los otros. Hay experiencias que dieron resultados”, dice la experta y agrega: “En algunas escuelas se puede armar una especie de doble turno donde se dé más horas de clase por día para desarrollar todo el programa en menos meses, o que se trabaje “por proyectos” juntando contenidos de dos grados” .

Gustavo Iaies, director del CEPP, pone el foco en el papel del Ministerio de Educación nacional. “Tienen que asumir un rol activo: entregar libros, armar una plataforma de estudio, intervenir, constituirse. La provincia no está manejando las escuelas y los chicos están perdiendo otra vez un año de estudio.”

Otro debate es qué hacer con la promoción del año. Iaies cree que “se deben definir estándares y buscar que los chicos logren esos objetivos”. Aguerrondo coincide. “No hay que penalizar a los chicos, que ya de por sí están muy penalizados con esta situación».

Ricardo Braginsky/Clarín

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