Por Norma Garay
«La partida del doctor Ricardo «Pololo» Abdala produjo gran consternación en la sociedad bandeña y se escribieron semblanzas sobre su vida política. Yo prefiero recordarlo como una raza de hombres que cultivan afectos invisibles eternos , que podían renovarse en un abrazo intenso aunque pasaran muchos años.
Prefiero recordarlo como el último referente de una generación de médicos (como diría Don Carlos Orlando Saavedra) “de los de antes”.
Médico de Familia (así con mayúscula, literalmente, y por su sentido) que asistió a dos o tres generaciones de familias. El médico que no hacía distinción entre “criollos” y “paisanos” (como se referían nuestros mayores a la colectividad árabe y sus descendientes)
El médico que hizo de su profesión su militancia. Por que – fiel a sus convicciones-acudía rápidamente a los desposeídos que lo necesitaban.
Prefiero recordarlo como “el papi” de Viviana. Nuestra querida compañera que nos dejó hace exactamente cuatro años. Así, un domingo como hoy, le brindábamos nuestro último adiós. Desde ese día, presentí que no tardaría en seguirla. Por que el Amor que ambos se profesaban, se traduce en pactos inconmensurables que vencen a la muerte. Así sea, querido doctor Pololo».
Último adiós
En la mañana del domingo, familiares y amigos le dieron el último adiós al doctor Abdala en una ceremonia donde se destacó su hombría de bien y el trabajo desarrollado en su fase profesional.
«Barón» Díaz y Hugo Herrero fueron los responsables de sintetizar en palabras la trayectoria de este ilustre bandeño que sin dudas quedará en la memoria de la gente.
