Stolbizer de local, las bromas de Felipe Solá y el desafío de Sergio Massa: «Que no escondan la reforma laboral»

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El mismo día en que por lo menos tres veces negó que piense en volver al PJ, Sergio Massa arrancó la campaña hacia el 22 de octubre con un recorrido semejante a las viejas caravanas peronistas. Subido a una combi, partió a la hora del desayuno. Primero visitó a jubilados de Villa Lynch en el Club Sport Cicles, partido de San Martín, y luego siguió, puntual, con un recorrido por el centro comercial de Villa Bosch, donde caminó por las calles y, tras varias selfies, probó una alarma del programa Alerta Buenos Aires que impulsa 1País en Santos Vega 6950, municipio de Tres de Febrero, donde la gestión es de Cambiemos.

A pocas cuadras del punto de reunión se promocionan con pasacalles cercos electrificados y alarmas contra la inseguridad. En la esquina donde estuvo Massa con Margarita Stolbizer, su compañera de fórmula, y con Felipe Solá y Cecilia Moreau, entre otros, el candidato hizo sonar fuerte la alarma mientras desde la terraza un señor con el torso desnudo no paraba de sacarle fotos y levantarle el pulgar. Se oyó tan fuerte la alarma que Solá, candidato en primer lugar para diputado nacional, se rió: «Rajemos que ahora viene la cana». Pero no pudieron rajar. Un señor mayor se acercó a Massa: «Si se ponen las pilas con los jubilados, los votamos», prometió. De fondo, desde un auto que pasaba, una voz masculina gritó «¿Santiago dónde está?», mientras sobre la vereda se sacaban más fotos.

En esa parada, el objetivo, según las estadísticas que manejan en el equipo de 1País una zona con alto índice de delitos, era hablar de inseguridad. Por eso, Massa, entre otras cosas, dijo: «Que las rejas sean el lugar detrás del cual van los delincuentes». Dos horas antes, en cambio, le había hablado a la tercera edad: «La Argentina necesita un sistema jubilatorio fuerte y no vamos a permitir que el Gobierno lo cambie corriendo la edad de jubilarse».

La visita duró una hora, tras lo cual Massa, Stolbizer y Solá se subieron a una combi donde por momentos se enfrascaron los tres en sus respectivos celulares. Stolbizer intercambiaba mensajes con sus colaboradores, Solá organizaba su agenda de campaña y Massa atendía llamados tan disímiles como el de Sergio Palazzo de La Bancaria, con preocupaciones sobre el Presupuesto, o de Alberto Samid, a quien nombraba como «El Turco». Viejas cuentas entre el ex gobernador y el hábil jugador de ajedrez generaron bromas en el trayecto.

«Mandale un abrazo», pidió Solá a Massa que tradujo en «te manda un beso Turco». Cuando el diputado y candidato a senador dijo que también estaba Margarita, el ex hombre del Mercado Central habló del otro lado del celular y Massa ofició de vocero: «Dice que sos una campeona, que te tenés que dejar de hinchar y ser intendenta de Morón».

Después hablaron sobre los datos que arroja la Big Data, método de información sobre el perfil del electorado tan de moda. Massa dijo que hay 66 municipios del interior donde por las chances que vislumbran tienen que reforzar la presencia de 1País. Él ya recorrió una cuarta parte antes del reinicio de la campaña.

«Pasame el detalle, hay que aprovechar a fondo estos 30 días», lo estimuló Solá, mientras Margarita sugería no pisarse en las visitas. «Voy a armar viajes de 4 o 5 días para visitar entre 12 y 15 lugares de corrido», prometía evidentemente entusiasmado el candidato y confiado en que la Big Data los ayudará a buscar más votos en algunos lugares puntuales.

Massa le preguntó qué hará mañana martes y Solá le dijo que algo de agenda de campaña tendrá pero que también recibirá al ministro de Hacienda Nocolás Dujovne, en comisión, por el Presupuesto.

Massa aprovechó y les dijo que el lunes habrá un gran anuncio en Tigre, pero evitó revelar detalles. El objetivo con esa y las demás propuestas y acciones de campaña:  la clase media, los trabajadores, las víctimas de la inseguridad y los que dependen de pymes afectadas por la economía nacional.

Antes de la hora programada, la combi llegó a su siguiente destino, otra zona del Oeste donde Margarita juega de local. Para no aparecer antes a la cita esperaron 15 minutos estacionados a cinco cuadras, sobre la calle Barcelona, en Haedo. Amenizó la espera Solá con una dosis de humor, ironía y acidez. Massa miraba en su celular el video del encuentro con Nilde, su maestra de 5ª grado del Colegio Agustiniano que se deshizo en elogios, mientras detrás suyo el ex gobernador lo cargaba. «De verdad era muy bueno en matemáticas, es cierto todo lo que dice ella», se defendía Massa mientras Solá lo cargaba porque la maestra recordó que fue encargado de la mapoteca («ya los chicos no saben qué es una mapoteca» señaló y propuso llamar de otra manera al espacio de los mapas). «¿No tendría que ser un poco más alcahuete»?, se excusó luego de admitir sus bromas. «Yo te quiero así, hace bien así, nos da equilibrio», reflexionó riéndose el candidato a senador en tácita alusión a las posiciones diferentes que han llegado a tener los dos, incluso en el Congreso.

La tercera estación del recorrido fue a una cuadra del acceso Oeste. A las dos en punto de la tarde estacionaron finalmente frente a la fábrica de hilados LHO donde los recibió Jorge Otranto, su dueño. Hablaron de tarifas, de cómo afectan las importaciones a la industria textil y de los costos y el futuro del empleo. «Si quieren recortar vacaciones o beneficios nos van a tener enfrente», se anticipó Massa sobre una de las reformas del Gobierno, la reforma laboral, que completa un terceto con la reforma impositiva y la jubilatoria. En ese marco, aprovechó a llevar la voz cantante para sobrevivir a la polarización: «Se eligen tres senadores, 35 diputados nacionales y legisladores provinciales», planteó Massa al tiempo que pidió «votar en defensa propia» para repartir el poder en el Congreso de la Nación porque el oficialismo, insistió, «tiene tres reformas escondidas en el cajón». Cansada de que la pregunta recurrente fuera si Massa vuelve al peronismo, intervino Margarita Stolbizer: «Quieren distraer la atención para que no se hable de los problemas reales», cuestionó sobre las repercusiones que tuvo la propuesta de Massa para trabajar con los gobernadores justicialistas en una agenda de temas en sintonía con dichos del senador Miguel Ángel Pichetto y a contramano del kirchnerismo. «El Gobierno esconde la reforma laboral hasta después de la elección, será que no trae ninguna buena noticia…» observó ante un grupo de periodistas Massa después de recorrer parte de la pyme que nuclea a 200 trabajadores. Y planteó que no especula, que si no gana «nos vamos a rebuscar como abogados», en referencia a su futuro y al de Stolbizer. «O hacemos cerveza artesanal», ironizó ella en voz baja trayendo a colación comentarios del macrismo sobre el emprendedurismo.

Para ese momento ya habían llegado, media hora tarde, José Ignacio de Mendiguren y Aldo Pignanelli. «Te voy a regalar un reloj, Vasco», lo retó el candidato a lo que ambos le contestaron que en la agenda que les pasaron indicaban hora de arribo a las 14.30.

Un rato después, Otranto les prestó un pequeño salón comedor donde cada uno almorzó una empanada. De Mendiguren tomó la batuta y advirtió que «sigue la fuga de capitales» y «la bicicleta financiera» mientras Pignanelli hacía cuentas y decía que Cambiemos, a nivel nacional, «sólo tiene 40% de los votos». El recorrido tiene previsto una visita al Club Atlético Ituzaingó, donde los esperaban trabajadores, y otra a San Justo.

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