Venezuela igualó con Paraguay que sufrió más de la cuenta para clasificar

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En Salta, Paraguay tenía la gran obligación de ganar para no depender de nada ni de nadie para clasificarse a los cuartos de final de la Copa América. Enfrente, Venezuela, que dejó de ser la cenicienta del continente para transformarse en una sencilla realidad. Así, los de Gerardo Martino salieron a quemar las naves contra el conjunto de César Farías que, con orden y compromiso, golpeó de entrada y heló a los muchos guaraníes que se hicieron presentes en el Padre Martearena.

A los cinco minutos, una contra letal de Venezuela terminó en los pies de José Rondón, quien ingresó con absoluta soledad por el medio y definió con un furibundo derechazo a la altura de la medialuna del área, que se metió sobre el palo derecho de un indefenso Justo Villar. 1-0 para “La Vinotinto” y desconcierto total para los paraguayos, que ahora necesitaban dos goles para alejar los fantasmas de la eliminación y de la enorme desilusión.

Paraguay asimiló el golpe como pudo e intentó ir en búsqueda de un rápido empate, aunque no encontraba los medios suficientes (frescura y aceleración) para decretar la igualdad. Atrás se descuidó y en dos oportunidades, la más clara de Alexander González, Venezuela tuvo el segundo. Pero “La Vinotinto” tiene un gran defecto al cual aún no supo perfeccionarlo: los desacoples defensivos en balones parados. De allí surgió un drama, que pasó a pesadilla y terminó en gol de Paraguay. Tras varios rebotes y oportunidades para que los defensores venezolanos puedan sacar la pelota, Antolín Alcaraz aprovechó el regalo y a los 33 minutos igualó el marcador.

El primer tiempo se consumió entre las ganas de Paraguay y sus limitaciones y la comodidad venezolana en cuento al resultado, sin descuidar el arco de enfrente, con menos énfasis, claro está, pero intentando sumar algún contraataque que desacomode al fondo paraguayo.

El complemento nació como se había ido el segundo. Con Paraguay buscando el desnivel del marcador y Venezuela replegado, ordenado y tratando de sacarle tajada a alguna contra. Con pocas oportunidades y un juego monótono, Lucas Barrios fue el encargado de despabilar el partido. Otra vez a la salida de un córner los defensores venezolanos perdieron las marcas, Nelson Haedo Valdez impactó la pelota que tapó Renny Vega y el delantero argentino, nacionalizado paraguayo, corrigió el tránsito del balón para decretar el segundo gol guaraní.

Con ese resultado, Paraguay pasaba del abismo al primer puesto del grupo, desplazando a la Vinotinto y poniéndole suspenso al juego de Brasil frente a Ecuador. Cuando Venezuela decidió a ir a buscarlo, se encontró con otro cachetazo. ¿Cómo? De pelota parada, su dolor de cabeza más grande en este partido. Cristian Riveros desvió un centro perfecto de Aureliano Torres y marcó el 3-1. Partido casi liquidado…casi. Porque esta Venezuela puede seguir teniendo esas falencias defensivas, pero tiene algo de qué estar orgullosa: de su corazón.

A puro empuje el conjunto de Farías fue a buscar el partido, ya con Miku Fedor en cancha, y palpó el milagro a los 44’, con un propio tanto del delantero que se desarrolla en el Getafe. El gol no hizo más que acrecentar los temores en la defensa guaraní que se volvió a ver apretada en la última pelota del partido. Farías mandó a Renny Vega a cabecear, el arquero ganó en las alturas y le dejó la pelota servida a Grenddy Perozo que la empujó casi en la línea del arco, ante un vencido Villar. Milagro de “La Vinotinto”. A la cenicienta se le había pasado la hora, pero volvió el tiempo atrás y estiró el hechizo para tener otra noche mágica. Paraguay, fue una sombra, llegó a los goles por falencias del rival y nunca supo alejar sus propios fantasmas. Los dos a cuartos, pero con diferentes caras y estados de ánimo.

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