El borracho propio

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Pablo Raúl Trullenque

Por Felipe Rojas

¡Que es un borracho propio? La respuesta tiene significativas consideraciones que es necesarios detallarlas. El borracho propio es un hombre designado y bautizado como acompañante personal personal de alguien que lleva una intensa vida social.

Este personaje o borracho mayor necesita por lo tanto de un acompañante fiel que contenga sus excesos y otros menesteres, y además con estas condiciones: buen bebedor, discreto, educado, diligente, conocedor de los distintos ambientes sociales, experto en calidad de vinos, conversador ameno y amante de la música, especialmente del folklore. Estos atributos poco comunes obran como antecedentes y así el borracho propio designado en reunión privada, con aplausos y felicitaciones de los presentes. Sin duda, es una creación genial de Vitillo Ábalos, que en esos tiempos en Buenos Aires se lucía con sus borracho propio ante la admiración y beneplácito de amigos y coterráneos. Su ejemplo no tardó en formar seguidores.

Eran los primeros días de diciembre en La Banda, me de encuentros y la sed, del tono menor de los coyuyos. La voz de Raúl Trullenque sonó grata y auspiciaste: «llego el viernes a Santiago, quiero estar esta noche en tu casa, porque voy a estrenar mi borracho propio».

Muy buena noticia, pensé y dispuse los preparativos. Cerca de las diez de la noche entre saludos y presentaciones, hizo su entrada Raúl y su acompañante.

Dicen que la primera impresión es la que vale. Debe ser cierto, porque nos encontramos con un borracho propio joven, desbordante de simpatía, conocedor de dichos y refranes santiagueños que llamó la atención a todos. Rápidamente se eregió en el centro de la reunión y notamos su curiosidad y anhelo de conocer esta tierra.

Luego de unas horas, Raúl se dispuso a despedirse agradeciendo las atenciones y la guitarra compartida. Mis amigos, sujetos a la atractiva personalidad de su borracho propio le rogaron a Raúl que lo dejara un momento y que mas tarde lo acompañarían al hotel.

Al otro día comentamos la acertada elección de Raúl y la simpatía de su borracho propio, que tenía nombre bíblico: Samuel. De noche ya, sonó el teléfono. Era Raúl Trullenque sumamente afligido. Samuel «su borracho», no había llegado al hotel y nadie sabia nada. Me sorprendió su afirmación: «Robaron mi borracho propio» , y agregó «Me pasé horas enseñándole cosas de Santiago, su historia, sus costumbres, sus mitos».

Lo tranquilicé con la promesa de averiguar lo sucedido. La información era clara: el Zoco Marcos lo había llevado a un asado a Huaico Hondo y ahí se perdían los rastros. El borracho propio de Raúl Trullenque había desaparecido. Hablamos con Raúl Trullenque sobre estas últimas noticias y me respondió con más tranquilidad: «Ya se, Anda buscando a los personajes de las leyendas porque piensa que los va a encontrar en el monte».

Fuente: La Pucha con el hombre

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