Después de un míércoles “delicado” en música y emociones, la programación del jueves anunciaba un cambio. De la sensibilidad de la canción de trazo fino y palabra al frente, se pasaba a la del estrépito festivalero, acaso dos maneras distintas de pronunciar lo mismo; esas cosas posibles en este universo tan vasto y variado que es eso que llamamos folklore. Jorge Rojas sería la punta de lanza de una programación que incluía además a Leonardo Miranda, Guitarreros, Amboé, Cuti y Roberto Carabajal, Orellana-Luca, Pocho Sosa, Lucas Segovia y Alazanes. También estarían, promediando la noche, las delegaciones de Santa Fe –que tendría entre sus artistas a Soledad– y San Luis.
La presencia de Rojas despertó el esperado entusiasmo y marcó el ritmo de la tarde en las inmediaciones de la Próspero Molina. Las tribunas agotas desde ayer, la fila en las boleterías y en las entradas, dieron un toque diferente al atardecer de un día soleado. A esa hora llegaban al centro las noticias del tradicional partido de fútbol entre artistas y periodistas, que este año fue un mini torneo con la participación además de un equipo de ex jugadores de Córdoba –jugó el Cocayo Dertycia– y un equipo de pueblos originarios –que contó con Miliki Giménez–. La final terminó con una especie de empate entre el equipo de los artistas y el de los ex jugadores, que tras una serie de penales, el último desviado por el casual paso de un perro, no lograron sacarse ventajas.
La previa en el escenario Atahualpa Yupanqui se abría con el ballet Ashpamiski y el conjunto La Payana y después de silencio que preludia el incio formal de la televisación, la entrañable voz de Chacho Muller, desde el fondo del tiempo, cantaba su hermosa La isla.
Como parte del estruendo inicial, Guitarreros interpretó el Himno a Cosquín en vivo sobre el escenario, para la coreografía del ballet. Los fuegos artificiales rayaron el cielo, el grito salió de las entrañas de Fabián Palacio y la arenga de la lúcida memoria de Marcelo Simón, que habló anoche sobre la identidad de Cosquín. Y el locutor salteño José Escobar presentó a Jorge Rojas.
Plaza llena –con los gobernadores de Córdoba y Santa Fe en la tribuna oficial–, gritos y suspiros, la luz de los telefonitos al aire como tucus cibernéticos. Murallas, Para cantar he nacido y el nuevo Uno mismo, iniciaron el agite de una plaza que durante más de una hora y media, mantuvo sus sentimientos al palo.
Comenzaba de la mejor manera la noche esperada por muchos. La que seguiría, seguramente, hasta el alba.
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Fuente: La Voz del Interior