Walmart, la cadena de supermercados de origen estadounidense, está más cerca de concretar la venta de su negocio en la Argentina.
Desde hace varios meses, está en la búsqueda de un grupo o un competidor que se haga cargo de su negocio. Se trata de un proceso que había empezado en febrero, se suspendió en marzo por la pandemia y ahora se reactivó. Fuentes cercanas a la negociación aseguran que pasan por estas horas por una “etapa exploratoria” y que la definición podría demorar meses. En el mercado, sin embargo, hablan de una “venta inminente”.
Los motivos de una eventual salida de la empresa del mercado argentino son tanto locales como internacionales. La cadena ya vendió el negocio en Brasil, al fondo Advent, y parte de la operación en Inglaterra, entre otras. Por otro lado está el contexto de la Argentina, inflación con una fuerte caída del consumo en los últimos años. A pesar de que hubo una recuperación por las compras de stockeo al comienzo de la cuarentena, unos meses después el sector volvió a tener números negativos. El escenario macroeconómico no ayudó para nada a revertir una decisión que la empresa analiza desde hace tiempo.
“El problema no es que quieran irse, algo que es conocido; el problema es que no encuentran comprador”, destacó una fuente del sector supermercadista. Incluso, la cadena estadounidense estaría dispuestas a ceder la operación “a un precio simbólico y sin deuda”, según pudo saber Infobae.
Si bien la venta podría significar la salida de la empresa del país, fuentes de la negociación destacan que no necesariamente se irán: podrían no encontrar socio y seguir operando la cadena, o encontrar uno para una parte del negocio.
“Estamos explorando nuevas alianzas para potenciar nuestro negocio en Argentina y su senda de crecimiento. Como reconocimos públicamente, este era un proceso que estaba suspendido desde el inicio de la situación de emergencia por el COVID-19 y que ahora estamos empezando a explorar nuevamente de cara a acelerar nuestra estrategia. Walmart mantiene su confianza en el potencial del negocio en el país y sigue comprometido con sus clientes y colaboradores en Argentina”, aseguraron desde la empresa.
“Es parte de una estrategia global, pero acá es muy complicado ganar plata con hipermercados. Esos son fundamentals de la decisión que tomó la cadena. Creo que entre los jugadores del mercado no hay ningún interesado en quedarse con semejante estructura, y menos en este contexto. En el mundo, las grandes superficies están en retirada”, le explicó a este medio un importante ejecutivo de un competidor directo.
La lista de grupos interesados ya estaría reducida a unos pocos grupos empresarios y la definición sería en un lapso breve, según pudo saber este medio.
Entre ellos, fuentes del mercado confirmaron al fondo Inverlat. Se trata de un grupo de inversión que son dueños de las marcas Havanna, Reef, ICSA y Aspro, y ex licenciatarios de KFC, Wendy’s y China Wok en Argentina y Chile. Los socios del fondo son Carlos Giovanelli, Guillermo Stanley y Damián Pozzoli, todos de amplia experiencia en el mundo financiero y bancario (ex Citi). Estuvieron en la puja inicial por Garbarino y ahora estarían cerca de Falabella, pero no por las tiendas sino por el negocio de materiales de la construcción de Sodimac, que el grupo chileno busca también vender en el país.
Otro de los interesados es el Grupo Werthein. El holding familiar que fue accionista de Telecom Argentina tiene negocios diversificados en tres grandes rubros: agronegocios, consumo y seguros. Son dueños de las aseguradoras Experta y La Estrella, de negocios de agro por medio de marcas como Cabaña La Paz, Cabaña Los Guasunchos, GNNW (Gregorio, Noel y Numo Werthein), y de productos de consumo como Cachamai, Cachamate y Siluet Plus.
En el mercado también se habla del interés de Francisco de Narváez, quien ya fue dueño de Casa Tía, y de dos grupos más, uno local y un fondo de inversión internacional. ¿Está cerrada la lista de interesados? “No, y tampoco es la definitiva», afirman en la industria.
Presencia local
Walmart comenzó sus operaciones en el país en 1995 con la apertura de su primera tienda en Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Actualmente, la compañía cuenta con 92 locales en 21 provincias, donde trabajan unos 10.000 empleados: es el noveno principal empleador privado del país.
A nivel global, Walmart está cada vez más concentrado en su batalla con Amazon y busca desprenderse de operaciones complejas que, además, impactan poco en sus resultados. El negocio local apenas representa un 1,2% de la facturación total de esta cadena que fundó Sam Walton en 1965. Sus hijos Jim, Rob y Alice son los principales herederos, cada uno con una fortuna personal de unos USD 52.000 millones.
Antes de la pandemia, la empresa había instalado un data room en el Hotel Four Seasons donde sus principales ejecutivos hablan con los interesados. A esa mesa se sentaba Dolores Fernández Lobbe, CEO local –en el cargo desde mediados del año pasado–, el CFO, Patricio Aguirre Saravia (también nuevo en su puesto); y ejecutivos regionales. Son quienes están negociando la venta de la cadena.
La empresa opera diferentes formatos entre hipermercados y las cadenas Changomas, Mi Changomas, Punto Mayorista y su plataforma de comercio electrónico. También tiene un centro de distribución propio, en la localidad de Moreno, y tres centros productivos de panificados, carnes y feteados.
En agosto de este año, la empresa presentó una línea de financiamiento exclusiva para proveedores pymes de origen nacional y de marca propia. El programa es una prueba piloto que está llevando adelante la cadena con 144 de sus proveedores por un período de 12 meses. El lanzamiento, en su etapa inicial, prevé un financiamiento por $440 millones.
Cuando comenzó a orquestarse la idea de la salida, Walmart soñaba con que Mercado Libre se quedara con su negocio local. Por estructura, billetera y proyección podría ser, pero desde la compañía que preside Marcos Galperin aseguraron muy rápido que “no hay ninguna chance de que eso suceda».