Colombia: polémica por accionar policial pone en jaque a Gustavo Petro

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Una persecución policial en plena calle generó polémica e indignación en Colombia, por el accionar de la policía local, a tal punto que tuvo que intervenir el propio presidente  Gustavo Petro para aclarar lo ocurrido.

El hecho ocurrió este martes y durante varias horas, las redes sociales se inundaron de comentarios cuestionando la forma de actuar de la policía, en lo que a primera vista se interpretó como la agresión de un agente de la fuerza hacia un niño, en medio de una estación de tren.Policía agredió a niño en plena estación de transporte

Se viralizaron fotos donde se ven las heridas del pequeño, como consecuencia del golpe del agente de la Policía. Miles de personas se indignaron ante la primera hipótesis, que indicaba que el integrante de la fuerza de seguridad había reprimido al niño por no pagar el boleto de tren, en la estación de Transmilenio, el sistema masivo de transporte de buses de Bogotá.

Tras varias denuncias de que un uniformado había golpeado al niño por no haber pagado el pasaje del sistema de transporte, el mismo presidente Gustavo Petro, desde su cuenta de Twitter, aclaró lo ocurrido, con un video obtenido de las cámaras de seguridad del lugar.

En las imágenes que compartió, se ve como un policía perseguía a unas personas, lanzó su bastón para intentar golpearlo y detenerlo, siendo el niño quien recibió el golpe en su cabeza, de forma accidental.

Según fuentes oficiales, el pequeño fue atendido por la Secretaría de Salud del Distrito y está fuera de peligro.

Antecedentes por violencia policial en la zona

La conmoción y el debate en la opinión pública de Colombia por este hecho se suma a otros vinculados con la agresión policial como común denominador. Tal es el caso de las Autoridades Indígenas en Bakatá (AIB), de confluencia de varias organizaciones indígenas de la ciudad, que vienen denunciando desde 2019 reiteradas situaciones como aprorofobia.

Allí se reportó que los emberas, una tribu de nativos de la región de Bogotá, llegaron en septiembre de 2019 y vivieron hacinados, sin garantías para retornar y con brotes de tuberculosis, en el icónico Parque Nacional de esa ciudad.

Luego, miembros de otros pueblos se les sumaron en el campamento y en los meses siguientes hubo intentos de diálogo, desalojos forzados, por lo que la tensión volvió a aumentar y el gobierno local nunca terminó de dar las respuestas necesarias.

Algunos regresaron a sus tierras y otros fueron trasladados a Unidades de Protección Integrales (UPI) de la Alcaldía en diferentes lugares de Bogotá. Al pueblo Emberá, uno de los más numerosos, se asignó la UPI, La Rioja, ubicada en el centro de la ciudad. Otros fueron reubicados en las localidades bogotanas de Ciudad Bolívar y Engativá.

Las malas condiciones en esos albergues, la muerte de más de 20 niños por diferentes enfermedades y los disturbios en el centro de la ciudad en octubre pasado, con choques entre policías e indígenas, reflejan una situación irresuelta.

Las versiones iniciales del accidente de este martes reflejan una tensión silenciosa. Que el presidente haya dado la primicia del video que muestra los hechos reales puede reducirla en el corto plazo, pero las causas profundas se mantienen. (con información de El País Colombia América).-

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