Conocé la historia del Niño Jesús de Lojlo

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Por Miguel Coria. Especial para LA BANDA DIARIO

A lo largo y a lo ancho del territorio santiagueño, cada pueblo o ciudad tiene su fiesta popular. Los comarcanos adoran a un santo o veneran a una virgen demostrándole su devoción y su fe religiosa, originando con ello una creencia popular traspasada de generación en generación, convertida hoy en una tradición popular.

La fiesta del “Niño Jesús de Lojlo”, es una de las fiestas populares más antigua de nuestra provincia. Se celebra en la localidad de Lojlo, distante 10 km de la ciudad de Suncho Corral, Dpto. Juan F. Ibarra y a 110 km de la ciudad capital de la provincia.

Sobre la ruta, que conduce a Villa Figueroa, en una zona montuosa se encuentra la capillita. Imprevistamente aparece en el camino, como un pequeño castillito construido por un niño, allí se encuentra solitaria, a la vera del camino. En su interior se encuentra el altar de una extrema sencillez, solo hay un lugar escaso para la imagen del “Niño Jesús”.

Breve historia

Según los memoriosos de la zona, el lugar era poblado por grandes terratenientes propietarios de extensas regiones. Estos se dedicaban a la agricultura y ganadería aprovechando la cercanía del Río Salado. Los pobladores vivían enfrentados con los indígenas de la zona que desde el monte asediaban al pueblo. Además las plagas diezmaban las cosechas.

Seguramente el espíritu religioso de los pobladores los llevó a buscar una imagen religiosa que los protegiera de todo mal. Allí apareció el “Niño Jesús de Lojlo”, futuro protector de todos los males y unión de todos los cristianos religiosos. Y comenzaron los milagros.

Según cuentan, la imagen fue traída desde el Perú. Otros afirman que vino desde España. De esto hace más de 200 años que los lugareños calculan de acuerdo a los anillos que tenían las cortezas de los añosos arboles de los alrededores. El “Niño Jesús de Lojlo” es una verdadera joya de artesanía, mide aproximadamente 30 cm, de color rosado, y sobre su cabellera rubia se encuentra su coronita de plata.

La primera capilla estaba construida a poca distancia de la actual. En sus fondos se construyó el cementerio, como una costumbre de la época, pero esta fue arrasada por la bravura de las aguas del Salado. Luego se erigió una segunda capilla que fue trasladada donde se encuentra la actual, gracias a la donación de una familia de apellido Luna que donó 12 varas de frente por 10 km de fondo. Su primer párroco fue de apellido López Caballero, que a su muerte fue sepultado en la misma capilla.

La fiesta religiosa

La fiesta religiosa está programada por tradicionales familias del lugar bajo la supervisión y asesoramiento de las autoridades eclesiásticas pertenecientes al Obispado de Añatuya. La fiesta se inicia el 24 de diciembre, Día de Navidad, comenzando con el novenario y misas. Ese día, el Niño Jesús de Lojlo” es trasladado a la ciudad de Suncho Corral. Para Navidad se recaudan juguetes, ropa de niños, zapatillas que se reciben en donación y que servirá para repartir entre los niños del lugar.

El 6 de enero, Día de los Reyes Magos, se celebra la gran procesión, trasladando al “Niño Jesús de Lojlo” hacia su capillita. En el regreso se observa conmovedoras muestras de fe, la emoción de los lugareños, algunos se trasladan a caballo, parando en cada localidad hasta llegar a Lojlo, lugar donde se encuentra el castillito del “Niño Jesús”. Algunos años atrás la imagen, era trasladada a la ciudad capital. Los días 18 del mes de diciembre de cada año, en la casa de la flia Guzmán sobre calle Perú pernoctaba hasta el día siguiente, luego se celebraba una misa en la Iglesia San Francisco, para luego regresar a la ciudad de Suncho Corral y esperar la procesión del Día de Reyes.

La rememoración de esta fiesta santiagueña, reliquia de la cultura popular de nuestra tierra, es conservar un encuentro religioso conmovedor. Como santiagueños siempre debemos recordar estos hechos históricos que contribuyen y sostienen nuestra identidad como pueblo. La fiesta del “Niño Jesús de Lojlo” es una de las celebraciones religiosas que nunca perdió su tradición, constituyéndose como el aliento y el alimento vital de muchos santiagueños que aman y sienten lo nuestro.

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