Coronavirus en Argentina: por un doble efecto, ya no hay sobrepoblación en las cárceles federales

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Paralelamente al motín de la semana pasada en el que un centenar de presos se subieron a los techos de la cárcel de Devoto para reclamar por su situación de hacinamiento, en el sistema federal de prisiones cambió la realidad que se vivía meses atrás y dejó de haber sobrepoblación. Hoy el sistema cuenta con 119 plazas disponibles cuando hace un año la sobrepoblación era del 12,2 por ciento y se acumulaban los fallos sobre las condiciones de detención.

La nueva situación -que puede cambiar cuando pase la pandemia- no implica que en las cárceles se esté mejor. Los déficit de atención médica, de alimentación y de alojamiento siguen lejos de los estándares de derechos humanos.

Según datos oficiales del Servicio Penitenciario Federal (SPF), que depende del Ministerio de Justicia de la Nación, ayer había 12.579 personas detenidas en las 33 cárceles que el sistema tiene en todo el país con una capacidad para 12.694. Por lo hay 119 lugares disponibles. En marzo del año pasado los números eran 13.782 detenidos, una sobrepoblación del 12 por ciento. Un fallo judicial había dicho que las cárceles federales “no son aptas para la condición humana” y ese mismo mes el gobierno de Mauricio Macri decretó la emergencia penitenciaria, que hoy sigue vigente. La crisis eran tan grave que hubo tribunales que prohibieron el ingreso de más detenidos a algunas cárceles.
Pero el coronavirus cambió la situación. ¿Como se pasó a que no haya sobrepoblación? Por dos efectos.

El primero es que dejaron de ingresar detenidos. Por el aislamiento social bajaron los delitos. Por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires se redujeron un 60 por ciento. El fenómeno se repite en todo el mundo: en Miami no hubo homicidios durante siete semanas por primera vez desde 1957. A eso se suma que muchas causas penales que estaban bajo investigación, y que podían terminar con detenidos, sufrieron un parate por la feria judicial extraordinaria por la pandemia. También influyó una decisión que tomó el SPF, a cargo de Emiliano Blanco.

El Servicio suspendió el ingreso de nuevos detenidos a las alcaidías, el primero lugar al que va una persona después de ser apresada y a la espera de declarar ante un juez. El ingreso a la alcaidía implicaba darle ingreso formal al SPF y después, si así se decidía, el traslado a una cárcel. Los alcaidías de los tribunales de Comodoro Py y del Palacio de Tribunales estaban saturadas. Ahora solo los reciben con laorden formal de un magistrado y la persona queda a disposición de la policía.

¿Que produjo esa medida? Que en el primer mes de aislamiento obligatoria las cárceles federales hayan recibido solo unas 20 personas. Cuando antes por mes el ingreso era de 600. También ocurre que muchos jueces, por la situación de pandemia, disponen directamente los arrestos domiciliarios para evitar el ingreso a prisión y limitar la movilidad de personas para que no haya un riesgo de propagación del virus, que ya llegó a las cárceles federales.

El segundo efecto es que también en el primer mes de aislamiento salieron de las cárceles federales unas mil personas. 800 de ellas porque se les vencieron las penas o por distintos motivos recuperaron su libertad y las 200 restantes recibieron el arresto domiciliario por ser grupos de riesgo ante el coronavirus, según datos oficiales del SPF a los que accedió Infobae. El Servicio elaboró un listado en el que se registró que 1.280 internos son grupo de riesgo ante el virus, por ser mayores de 60 años, mujeres embarazadas o tener enfermedades crónicas como diabetes, cardíacas, HIV, EPOC o cáncer, entre otras.

“Se nota mucho cuando no hay sobrepoblación. Las demandas de los internos por lógica son menos y los médicos o enfermeros que hay alcanzan para atender a, por ejemplo, mil personas. Sin sobrepoblación se trabaja mejor”, le dijo a este medio una fuente del SPF que gestiona a diario las cárceles.

La baja en la cantidad de presos no significa que en algunas cárceles no haya hacinamiento. “No tenemos previsto llevar presos a cárceles donde se hicieron lugares por una cuestión de salud para no tener movimiento de gente”, agregó la fuente. “Los nuevos lugares van a servir generar centros de aislamiento en caso que sean necesarios”, explicó.
El Covid-19 ya llegó a las cárceles federales. Dos presos de la cárcel de Devoto dieron positivo que se suman a dos agentes penitenciarios también infectados.

¿Por qué los reclamos de los presos de Devoto si la sobrepoblación estaba en baja? Porque la situación crítica que viven las cárceles es preexistente. En primer lugar el reclamo al acceso de elementos sanitarios para combatir el coronavirus. También porque las prisiones no son los ámbitos adecuados para el aislamiento. Puntualmente Devoto es una unidad con una estructura antigua: no hay celdas individuales, sino pabellones comunitarios en el que conviven más de 100 personas.

Otro punto de las críticas de los presos fue a la ausencia de la justicia para resolver sus reclamos. Uno de ellos que se aceleren excarcelaciones de quiénes estaban cerca de cumplir la pena y que se den arrestos domiciliarios para los presos en riesgo. Tras el motín se formó una mesa de negociación de los internos con autoridades del gobierno de Alberto Fernández, el SPF y jueces para buscar una salida a los reclamos.

La situación crítica se vive en las cárceles de todo el país. En la provincia de Buenos Aires, donde la sobrepoblación es de 100 por ciento con 45 mil presos y capacidad para 23.400, hay unidades en huelgas de hambre y en algunas hubo revueltas. Inclusive, en la cárcel de Florencia Varela un interno fue asesinado y hay agentes penitenciarios están bajo investigación. También hubo crímenes en cárceles de Santa Fe y Corrientes y reclamos en Mendoza.

¿Cuando pase la emergencia de salud volverá la sobrepoblación? – preguntó Infobae.

– Eso no lo podemos contestar nosotros. Eso responde a la política criminal del estado sobre qué delitos decide perseguir. Pero sí trataremos de ser más restrictivos.

La referencia a la política criminal es, en parte, a una que se aplicó en los últimos dos años del gobierno de Macri. Fue la implementación de flagrancia, que denotó las cárceles federales. Se trata de los casos de personas que son detenidas cometiendo delitos. Una ley estableció que se deben juzgar en un breve lapso. Antes, muchas de esas personas eran liberadas y en esa condición atravesaban la causa. Pero con flagrancia quedaban detenidas para cumplir penas de una semana, 15 días o un mes.

La última vez que las cárceles federales estuvieron sin sobrepoblación fue en 2016. Según datos oficiales del Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena ese año hubo un 0,6 por ciento de plazos disponibles. En 2017 la sobrepoblación fue del 2,5 por ciento de la capacidad y en 2018 del 7,8. Todavía no están los datos del 2019 pero a marzo de ese año el hacinamiento alcanzaba el 12 por ciento.

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