El consumo de pornografía en Argentina se duplicó en menos de un año

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alexanderLas experiencias sexuales dejaron de ser tabú en Argentina. Solteros, casados y divorciados buscan explorar nuevos mundos en la intimidad que satisfagan sus fantasías, de esas inagotables que no distinguen por edad, estado civil ni sexo.

El éxito de «50 sombras de Grey» es un ejemplo de la curiosidad de la gente por descubrir nuevos (y ¿exclusivos?) universos, en este caso el del sadomasoquismo. Así, existen cientos de prácticas sexuales que invitan (y tientan) a caminos de aventuras y descubrimientos. El ser humano se alimenta en parte de eso. Desde el nacimiento, prueba y se reinventa. Constantemente explora en pos de alcanzar su autosatisfacción, su clímax. La pornografía –hasta no hace mucho considerada de exclusividad masculina- fue pensada para eso: materializar situaciones imaginarias y trasportar a quien la consume a un mundo de erotismo explícito que parece inaccesible, desconocido o prohibido.

Lejos quedó el pensamiento de que las prostitutas son las únicas cumplidoras de deseos. Hoy, las mujeres (madres, esposas e hijas) no sólo buscan gozar tanto como los hombres sino que quieren ser partícipes activas de esas fantasías. Entre el año pasado y este, se duplicó en el país el consumo de contenido XXX y lo llamativo es que la mayoría del contenido por TV para adultos es visto por ellas en horarios diurnos o cuando los chicos se van a la escuela.

El dato se lo reveló a Infobae Alexander Behrens, vicepresidente de Ventas y Marketing en Latinoamérica de Hustler TV, el emporio del entretenimiento para adultos fundado hace más de 40 años por el polémico Larry Flynt, quien acaparó el 54% del público de pornografía del mundo y compite con Playboy aunque su producto no es erótico sino explícito. En su paso por Buenos Aires, el mano derecha del hombre más poderoso de esa industria explicó que aún existe pudor y muchos prejuicios que llevan a la gente a negar en público que vio alguna vez este tipo de contenidos. «Nuestros estudios de mercado muestran que tanto hombres como mujeres disfrutan de la programación de nuestros canales, incluso en horarios diurnos, donde contamos con una significativa presencia de amas de casa. Eso se debe al deseo de revitalizar las relaciones de pareja a través del aprendizaje de lo que encuentran en la programación», amplió Behrens quien también formó parte durante casi una década del imperio de Hugh Hefner.

El ejecutivo contó que Argentina y Brasil son los países «más maduros» de América del Sur respecto a su visión sobre la libertad sexual, a diferencia de Centroamérica donde el mercado aún es pequeño porque «pesa la religión y siguen siendo sociedades machistas». Sin dudas Flynt sabe lo que la gente quiere. Es dueño de 15 canales de TV por suscripción, 460 millones de hogares en 58 países del mundo que consumen sus contenidos.

«Es un producto muy bueno, cuidado e interesante que penetró en toda América Latina. Lidera el mercado mundial y si bien es más exitoso que Playboy, cada uno tiene su perfil. Nosotros entramos más en el contenido explícito, el XXX, mientras que Playboy es erótico. El término pornografía preferimos no usarlo porque tiene una connotación más fuerte y vulgar. Decimos que es ´entretenimiento para adultos´, ya que entendemos que es más fino y más normal. Sino da la sensación de sucio y no debería ser así», sentenció.

—¿Cómo es el consumo XXX en Argentina?
—En Argentina el consumo de contenido erótico por TV (canales pagos y Premium como Hustler, XTSY y Quicklies) sigue siendo primordial: se duplicó en menos de un año. En América Latina hay distintos matices: Centroamérica es muy conservadora (lo que algunos llaman sociedades hipócritas), es donde menos se consume material XXX porque se autolimitan por temas de crianza y religiosos. Los estadounidenses y europeos son muy liberales, al igual que los argentinos. Excepto en Portugal, en Europa son muy abiertos. Los argentinos no tienen pelos en la lengua y nos les importa desnudar sus fantasías.

—¿Es el porno realmente una industria regulada?

—A diferencia de mucha gente que piensa que somos una cuerda de gente loca, esta es una empresa muy seria donde existen regulaciones y limitaciones en el manejo de los temas. Por ejemplo, no podemos tener contenido con niños, con animales, ni nada que implique violencia física. Existen esas regulaciones que tanto nosotros como la competencia respetamos. Los colegas que estamos en esta industria somos muy respetuosos. También están aquellos que venden contenido suelto sin escrúpulos. En Internet sí se ve lo que la gente quiere, se consigue basura y nosotros no queremos ser asociados con esos sitios web que venden productos dañinos y enfermos.

—¿Cambiaron las preferencias de la gente en lo que a contenido erótico refiere?
—Cambiaron algunas categorías. Hace unos años hablábamos de relaciones heterosexuales como algo convencional, ahora también son convencionales las parejas gay, algo que hace 20 años ni se pensaba. Ahora es algo natural. El contenido para adultos siempre fue un buen contenido para la gente, pero si uno hace una encuesta en la calle, la gente niega consumir pornografía. Van a decir: ´No, en mi vida he visto eso. No sé qué es´. Esa la primera reacción normal de cualquier persona. Sin embargo no es así porque todo el mundo pasó por la edad de la curiosidad de ver cosas de este tipo. La pornografía es algo que siempre gusta, digan lo que digan.

—¿El consumo sigue siendo mayoritariamente masculino?
—Sí, pero aumentó muchísimo la cantidad de mujeres que se animan a descubrir este universo erótico. Muchas admiten que lo consumen por temas educacionales o pedidos específicos de sus parejas para mejorar o reinventar las relaciones íntimas. Muchas desean sorprender a sus parejas rompiendo con los parámetros convencionales del sexo, mientras que otros lo ven de a dos, en pareja. Y hay quienes lo disfrutan y punto, sin explicación. Esas limitaciones mentales que la gente instala en sus vidas depende mucho de las nacionalidades. Argentina es un país muy maduro en este sentido. A la gente no le importa hablar de sexo o sobre sus gustos íntimos. Brasil y Argentina son los países con más apertura mental frente a la pornografía, no lo ven como un pecado.

—¿Por qué la gente tiende a reprimir u ocultar sus deseos sexuales?
—Porque cuando las cosas son escondidas, limitadas o tapadas generan más curiosidad. Si todo sería más abierto, no existiría esa inquietud de la gente de explorar más en el sexo. Es algo natural en el ser humano. Está comprobado que si tienes buen sexo, llevas una vida más sana, todo siempre dentro de las limitaciones, nada de perversiones ni cosas raras. En lo que a la religión respecta, he hablado con sacerdotes, con gente de la Iglesia cuando comenzamos a lanzar nuestros productos hace muchos años y ellos entendieron perfectamente que la pornografía no tiene absolutamente nada de malo, en tanto no sea perversa ni denigre a la mujer.

—¿Cuáles son los beneficios de la pornografía?
—El ser humano está lleno de fantasías no cumplidas y a veces la relación de pareja se hace muy monótona porque es siempre lo mismo. Al consumir contenidos como los nuestros se les abre la mente a nuevas fantasías y llegan a tener más placer mismo con sus parejas por el simple hecho de ver algo diferente, es una motivación que les da ideas, que mueve fantasías. Yo le recomiendo a la gente que todavía no se animó a ver este tipo de material a que no se lancen de una a las XXX, sino que vayan de a poco: contenido más liviano y de calidad con pocas escenas explícitas. Los invito a que dejen los prejuicios y lo prueben. Si no les gusta ¿qué pierden? ¿y si les gusta?

—Hace mucho conocés a Flynt, ¿cómo es él?
—Es un personaje. Hace 40 años tuvo la visión de crear una revista que fuera realmente erótica, explícita y eso fue muy importante para su proyecto. Haber quedado paralítico por el tiro que recibió en la pierna en el juicio por parte de un radicalista conservador, lo frenó un poco pero sin embargo salió adelante y ahora es dueño de su propio imperio de entretenimiento adulto. Tiene una claridad muy grande de lo que quiere hacer. El vive y comparte con su esposa muchísimo. Ella lo cuida y lo mima mucho. Está felizmente casado.

—¿Tiene su propia mansión, como Playboy?
—Sí (se ríe). Tiene una casa muy linda donde vive con su esposa que es increíble. Tiene una familia muy linda. A pesar de su incapacidad, es una persona que está totalmente enfocada en su negocio, dedicado a su gente y siempre pendiente de todos los detalles.

—¿Existe una rivalidad entre Flynt y Hugh Hefner?
—No existe una rivalidad entre ellos. Son diferentes. Yo respeto mucho Playboy porque trabajé ahí durante muchos años y sé lo que es la marca, pero acapara un público diferente: más sofisticado y más sensual que no muestra absolutamente nada y tiene chicas muy lindas. Nosotros también las tenemos, pero nuestros contenidos son más explícitos. El 54% de todos los contenidos que se consumen en el mundo son nuestros.

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