El Gobierno estima que la inflación de marzo supere el 6% y espera una semana con más “fuego amigo”

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El Gobierno se prepara para dirimir un frente de decisiones calientes en medio de la crisis política desatada por la feroz división entre Alberto Fernández y el kirchnerismo duro. El dato oficial de la inflación, que aventura un nuevo récord; y las tensiones en la Justicia en torno a la reforma en el Consejo de la Magistratura son los ítems que sobresalen en una agenda difícil, de la que también forma parte el proceso por la suba de tarifas.

El próximo miércoles, justo antes de los feriados por Semana Santa, el Indec dará a conocer el dato de inflación de marzo. Tanto los analistas como el propio Gobierno ya esperan que ronde el 6% y llevará los números del primer trimestre a un valor de entre 13% y 14%.

La cifra es alarmante en la proyección de la inflación anual y caldo de cultivo para un nivel creciente de conflictividad social, donde la Casa Rosada tiene uno de sus tantos frentes de disputa: ya se anunció que no aumentará el número de planes sociales y se espera que en los próximos días vuelvan los cortes y acampes piqueteros.

Allí, en la puja ante una inflación que no cede, transcurre el escenario principal de la interna del Gobierno: el presidente sostiene a Martín Guzmán frente a los embates persistentes de Cristina Kirchner. Y a su vez, desde el Instituto Patria intentan despegar a Roberto Feletti de la falta de resultados frente a la escalada de precios.

El secretario de Comercio le reclamó al Ministerio de Economía medidas más concretas para atacar el problema, y Guzmán -sin nombrarlo- le respondió en una exposición internacional: “La inflación es una de las prioridades de la política económica”.

El laberinto, sin embargo, parece complicarse más dado que el despegue que intenta Feletti enfrentaría a Alberto Fernández al dilema de la permanencia del funcionario. En su avanzada sobre el titular del Palacio de Hacienda, el kirchnerismo sostiene que los precios se resienten no por falta de acciones sobre los mismos, sino por decisiones de política económica. Y en ese rumbo, insisten en modificar -por ejemplo- el esquema de retenciones.

La agenda de corto plazo incluye el proceso por la suba de tarifas que forma parte del acuerdo con el FMI. Guzmán pretende cumplir con los pasos acordados con el organismo conducido por Kristalina Georgieva para que, desde junio, el 10% de los usuarios residenciales deje de recibir subsidios y otra porción afronte alzas de 40%.

El Gobierno busca poner el acento en la alteración del contexto internacional a partir de la guerra que desató la invasión de Rusia a Ucrania, pero la naturaleza misma del tema -el acuerdo con el FMI como capítulo máximo de la interna oficial- siembra un nuevo terreno para la batalla autoinfligida.

Tensión en la Justicia ante la posible paralización del Consejo de la Magistratura
Al itinerario de preocupaciones oficiales se suma la tensión en la Justicia a raíz de la amenaza latente de que el Consejo de la Magistratura quede paralizado por no tratarse su modificación en Diputados.

El Senado, dominio de Cristina Kirchner, le dio el jueves media sanción al proyecto del oficialismo para reformarlo. Lo hizo sin intentar ningún tipo de negociación con Juntos por el Cambio. La iniciativa, que rechaza la integración del titular de la Corte como presidente del organismo en discusión, pasó ahora a Diputados, donde el Frente de Todos no tiene garantizados los votos y ni siquiera fueron conformadas las comisiones para tratarla.

La Corte Suprema puso como fecha límite el próximo viernes: hasta entonces habrá tiempo para evitar la paralización del órgano encargado de seleccionar y sancionar a los jueces. El conflicto está teñido por la necesidad del Gobierno de mantener presión sobre el frente judicial. De verse sin solución en Diputados, podría escalar en demandas que trasciendan el Congreso y, por lo tanto, deban dirimirse otra vez en la Justicia.

Todo está atravesado por la interna sin fin en la coalición gobernante, que sumó nuevos actores con los dardos que llegaron desde la provincia de Buenos Aires, con Axel Kicillof a la cabeza.

Cristina Kirchner acusa a Alberto Fernández de cerrarse en su núcleo íntimo para definir los temas de gestión y reclama “respetar el contrato electoral que la gente votó en 2019″, lo que implica que “las decisiones puedan ser tomadas por el conjunto del Frente de Todos”, según señalaron sus voceros en las últimas horas.

Desde el círculo presidencial intentan evitar cualquier señal de un vacío de poder y ponen el acento en las concesiones ya realizadas. “Alberto cedió lugares que estaban ocupados por dirigentes propios, de su extrema confianza, mientras que el kirchnerismo no cedió en nada”, reflexionó un funcionario de confianza del Presidente al aludir a los cambios en el Gabinete nacional derivados de la derrota electoral en las elecciones legislativas del año pasado. La interna avecina nuevos capítulos en una semana de decisiones calientes.

Fuente: tn

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