Creado en 2010 como Autoridad de Información Financiera, Francisco dispuso a fines de 2020 que el ente sume la tarea de «supervisión» de las finanzas vaticanas e incluyó la nueva misión dentro del nombre.
Dentro de las 89 «actividades sospechosas»; la ASIF derivó 16 casos a la fiscalía vaticana y procedió al intercambio de información sobre 124 personas con otras autoridades de la Santa Sede, según el informe 2020.
«Se registra, por tanto, un importante crecimiento respecto del año anterior, lo que confirma las significativas sinergias que se han creado entre las instituciones de la Santa Sede y el Estado de la Ciudad del Vaticano en la lucha contra las actividades delictivas«, explica el informe dado a conocer este jueves.
Según el organismo, al Vaticano llegaron cuatro comunicaciones sobre actividades «potencialmente conectadas, directa o indirectamente, al financiamiento del terrorismo«, que fueron descartadas tras ser investigadas.
El mes pasado, el organismo europeo contra el lavado de dinero y financiamiento del extremismo, Moneyval, reconoció «los avances» del Vaticano en la materia gracias a las reformas aplicadas por Francisco en la estructura financiera de la Santa Sede.
«Moneyval reconoce los avances de la Santa Sede y la anima a seguir reforzando las medidas de lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo«, dijo en un informe el ente europeo tras una inspección hecha en octubre de 2020.
Moneyval destacó el «conocimiento general de alto nivel sobre el lavado de dinero y el financiamiento de amenazas y vulnerabilidades del terrorismo» de las autoridades vaticanas, aunque planteó algunas observaciones a las investigaciones internas.
Tras conocer el informe de Moneyval, el presidente de la ASIF, Carmelo Barbagallo, destacó entonces que el estudio del organismo europeo ponderó la eficacia de las directivas analizadas del Vaticano contra el lavado como «sustanciales», en cinco casos, y «moderadas», en seis ocasiones, sin calificar a ninguna como «baja».
Ámbito