«A partir de 2023, este sistema registrará déficit. A partir de 2027 será de 12.500 millones de euros por año, 15.000 millones en 2030, 25.000 millones en 2040», indicó el ministro de Trabajo, Olivier Dussopt en la radio France Info.
Algunos analistas temen un estallido de ira popular como los encabezados por los «chalecos amarillos», que afectaron el primer mandato de Macron, a quien rotularon como el «Presidente de los ricos».
En su discurso de Año Nuevo, Macron defendió que la reforma busca equilibrar la caja de las pensiones, que registraría un déficit por el aumento de la esperanza de vida, y proteger su sistema redistributivo.
Para calmar los ánimos, Borne refirió excepciones: aquellos que comenzaron a trabajar antes de los 20 años podrán jubilarse entre los 58 y los 62; militares, bomberos o policías podrán jubilarse también antes.
Aunque algunos analistas temen un estallido de ira popular como los encabezados por los «chalecos amarillos», que afectaron el primer mandato de Macron, a quien rotularon como el «Presidente de los ricos».
Aunque el retraso de la edad de jubilación será menor a los 65 años defendidos por el presidente Emmanuel Macron, el plan ya cuenta con el rechazo unánime de los sindicatos, que proyectaban una inminente reunión para fijar fecha de movilización este mes.
Además del retraso de la edad a 64 años, el Gobierno también prevé adelantar a 2027 la exigencia de contar con 43 años cotizados para cobrar una pensión completa, en lugar de 2035, como estipulaba una Ley aprobada en 2014 por el socialista Francois Hollande.
La edad de jubilación en la segunda economía de la Unión Europea (UE) es una de las más bajas de Europa y, de salir adelante la reforma, Francia se acercaría a los 67 años adoptados en Alemania o Italia.
Pese a ser una realidad en países vecinos, una mayoría de franceses rechazan un retraso de la edad de jubilación: casi dos tercios, un 68%, se oponen a tener que jubilarse a partir de 64 años, según un sondeo de la consultora Ifop-Fiducial.
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