Este jueves la actriz y directora Angelina Jolie fue recibida por el papa Francisco. Pero, a diferencia de otros encuentros sucedidos en el Vaticano, fue el Sumo Pontífice quien la invitó especialmente. ¿El motivo? Su última película.
A ambas personalidades no sólo los une la lista de Jewish Daily Forward de los 50 «judíos» más influyentes (sin pertenecer a la colectividad hebrea, respetan y entiendan su cultura) sino también su fascinación por la historia de Louis Zamperini, un atleta involucrado en episodios bélicos, fallecido a mitad del año pasado.
«Ser invitada con mi película al Vaticano es un honor y un gran homenaje a la historia que he contado en Unbroken. La historia del héroe Louis es un gran ejemplo de fortaleza y perdón», dijo la directora a través de un comunicado que, pese a no se considerarse una persona religiosa, admira profundamente a Francisco por sus mensajes de tolerancia y apertura.
Antes de encontrarse y conversar, presentó en la casina Pio IV, en los jardines del Vaticano, su película. Durante la proyección estuvo acompañada por el hijo de Zamperini, Luke. Brad Pit, su marido, no pudo asistir al encuentro debió a problemas no especificados de último momento. Quienes sí estuvieron a su lado fueron sus hijas Shiloh y Zahara de 8 y 9 años, respectivamente.