Francisco Polti: “No es suficiente avanzar, es necesario saber a dónde vamos”

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Los bandeños  celebraron el Corpus Christi participando de una gran procesión que se inició en la parroquia Nuestra Señora de Lourdes y culminó en Nuestra Señora de La Salette  y durante el recorrido fue sumando a las comunidades de las cinco parroquias que conforman el Decanato Banda

La celebración tuvo  como acto central la santa misa en La Salette, ceremonia que fue celebrada por el obispo de la Diócesis de Santiago del Estero, Francisco Polti que en su homilía destacó:

En ese sentido indicó los tres elementos  fundamentales que enmarcan la celebración del Corpus Christi, reunirse en la presencia del Señor; Caminar con el Señor, y arrodillarse en adoración ante el Señor.

“Alrededor de la Eucaristía nos hemos reunido en la presencia del Señor personas de diferentes edades, condición social, ideas políticas; estamos unidos más allá de las diferencias porque nos abrimos los unos a los otros para convertirnos en un solo cuerpo a partir del Él, compartiendo el único pan que es Cristo”.

“La festividad del Corpus Christi –continuó- nos recuerda ante todo esto: ser cristianos quiere decir reunirse desde todas las partes para estar en la presencia del único Señor y ser uno en Él y con Él”.

Respecto a Caminar con el Señor señaló que “el Señor nos libera de nuestras parálisis, de nuestro abatimiento, nos vuelve a levantar y nos hace dar un paso adelante, y luego otro, y de este modo nos pone en camino, con la fuerza de este Pan de la Vida”.

En cuanto a arrodillarse en adoración ante el Señor expuso: “Adorar el Cuerpo de Cristo quiere decir creer que allí, en ese pedazo de pan, se encuentra realmente Cristo, quien da verdaderamente sentido a la vida, a toda la historia humana y a la más breve existencia”.

“La adoración es oración en la que el alma se alimenta de amor, de verdad de paz, se alimenta de esperanza, pues aquel ante el que nos postramos no nos juzga no nos aplasta, sino que nos libera y nos transforma”, expresó Polti.

Finalmente el obispo reflexionó: “No digamos ‘no tengo nada para dar, soy pobre’, porque entonces sí veríamos privados de todo bien, porque hasta la más pequeña ofrenda cuenta para Dios”.

“Si tenemos más ayudemos y compartamos más así la caridad de Jesús vivo en la eucaristía se extenderá a la vida de todos los días”, concluyó.

 

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