“Mi Padre Pierre”

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Señor, Tú, antes, Tú, después;

Tú, en la inmensa hondura del vacío

y en el vacío interior;

Tú, en la aurora que canta

y en la noche que ríe;

Tú, en la flor de los cardos

y en los cardos en flor…

Sentía estremecer mi alma al escuchar los bellos versos que recitaba “mi Padre Pierre”, cuando nos tomábamos unos minutos de descanso en los calurosos atardeceres del verano santiagueño.

Como la misma brisa, todo pasa , todo cambia, todo se transforma: él, ya no está, y yo, ya no soy la misma… Mis sueños vagan en la búsqueda de ese luminoso siete de noviembre que un día lo proyectara hacia el más allá…

Cuando recuerdo esos años vividos junto al Padre Pierre , todo me habla de Dios, de ese Ser superior que está en todo y en todos, y es imposible entonces detener el encuentro con Él, ese encuentro de “ojos abiertos y corazón palpitante” , como dice el Santo Padre.

Mi vida comenzó con la bendita Renovación Carismática – un regalo del Cielo – cuando tuve la gracia de recibir el Bautismo en el Espíritu Santo, en la parroquia de La Salette, con el padre José Fridrik.

Luego seguí de la mano del Padre PEDRO FILS PIERRE, de quien fui colaboradora hasta el fin de sus días. Con sus enseñanzas crecí en el conocimiento y el amor de Dios, me sentí una persona nueva: alegre, llena de amor y capaz de perdonar a todo el mundo con ese perdón que me había regalado mi Señor. Desde entonces no más dudas ni temores, no más angustias; me siento mimada por haber tenido la gracia de ver pasar por mi vida a un santo y haber podido crecer a su lado.

Aún recuerdo su voz cantarina y con acento extranjero repitiendo: “No olviden que el que persevere hasta el fin, ese se salvará”… Y nos preparaba para ser servidores en los retiros espirituales, diciéndonos que debíamos esforzarnos por ser santos, por ser transparentes, para que la gracia de Dios pudiera pasar a través de nosotros y llegar a los demás; para dejar fluir el amor de Dios, ese amor que sana, que limpia, que libera… Nos enseñaba que los dones del Señor eran “don y adquisición” es decir que no bastaba con recibirlos sino que había que esforzarse por hacerse digno del don recibido, por perfeccionarlo y por usarlo sólo para la gloria de Dios. Nos repetía hasta el cansancio, con sus palabras y con su ejemplo, que un servidor, por sobre todo, debía dar testimonio de vida – es decir: vivir la Palabra de Dios – y así nuestra vida llevaría a los otros el mensaje salvífico que dicha Palabra guarda en sí y que se traduce en PAZ, ALEGRÍA y AMOR.

Tejiendo tiempos vienen a mi mente los grupos de oración por sanación interior que el Padre Pierre formara, en donde el Señor – en su gran generosidad – sanaba por partida doble: a los que orábamos y a los que pedían oración, pasando su mano cariñosa por nuestras heridas: aliviando, consolando, transformando, aumentando en nuestra economía de oración todo ese caudal del que deberíamos de beber cuando el Padre Pierre ya no estuviera…

“El camino no es fácil – repetía – seguiremos siendo servidores hasta una hora después de la muerte. No hay camino de rosas, pero sí queda la fuerza para romper barreras, atravesar desiertos y confiar en Dios aunque todo demuestre lo contrario”

¡Cuánto respeto demostraba por las cosas del Señor! “Dios es PAZ – Nos decía – por tanto, como servidores del Señor que somos, nada de lo que digamos debe causar a nadie perturbación alguna, por cuanto Dios es LA DELICADEZA INFINITA”

Padre Pierre: ¡Gracias por tus enseñanzas, gracias por tanto amor! ¡Que seamos dignos de haber sido tus discípulos!…

Y sin que me lo propusiera volví atrás para seguir evocando sus palabras

“El Señor sana recordando, no borra nada de tu memoria porque es tu historia personal, en donde todo lo vivido es gracia que vale para ti y para ayudar a los demás” ¡Bendito sea Dios!

Imelda Rocha

Servidora

Imelda Rocha colaboró con el P.Pierre como integrante de los grupos de oración por los enfermos, de los grupos que oraban por el P. Pierre, de las Ligas Eucarísticas, del “Diezmo del Tiempo”, de la Comisión de Servicios del IX Congreso Eucarístico Nacional, y la “Alabanza Perfectta”.

Fuente: http://www.alabanzaperfecta.com.ar/

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