Se fue misionera en Uganda y ahora será juzgada por la muerte de 105 niños

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Una joven estadounidense, que fue a trabajar como voluntaria en un centro de desnutrición en Uganda, enfrenta un juicio por la muerte de 105 niños de ese país. Renee Bach está acusada de haber brindado servicios médicos sin haber recibido ninguna formación en medicina.

Todo comenzó hace diez años atrás en una vivienda de Virginia, Estados Unidos.Bach había recibido un diploma de secundario, que había estudiado en su casa, un certificado de resucitación cardiopulmonar (RCP) y estaba lista para ayudar al prójimo.

A través de su fundación sin fines de lucro instaló un centro para el tratamiento de la desnutrición infantil en Jinja. Además, creó un blog donde contaba su experiencia en Serving His Children.

En una entrada de octubre del 2011 la misionera contó la historia de Patricia, una bebé de 9 meses que había ingresado al centro de desnutrición.

«Cuando la descubrí me asombré. Porque debajo de la manta había una bebé pequeña, muy, muy hinchada, pálida. Su respiración era aterradoramente lenta», citó el portal NPR en base al blog, que ya no está línea.

«Uno de sus familiares les habló de un ‘hospital’ con ‘una doctora blanca'», escribió Bach en referencia a sí misma.

«Puse una mascarilla de oxígeno a la bebé y empecé a trabajar. Le tomé la temperatura, le puse una vía de hidratación endovenosa, verifiqué sus niveles de azúcar en sangre, le hice el examen de malaria y miré su recuento de hemoglobina», continuó.

La joven, que no era médica ni enfermera, hizo los procedimientos para diagnosticar el estado de la menor. «Malaria: positivo. Hemoglobina: 3,2. Gran problema, con toda probabilidad fatal. Necesitaba una transfusión de sangre y rápido«, escribió.

La menor recibió la transfusión aunque Bach aclaró quien había estado a cargo del proceso. Patricia tuvo una reacción y media hora más tarde se le comenzó a hinchar el cuello y la cara.

Fue recién cuando Bach llamó a Jackie Kramlich, una enfermera universitaria de Dakota del Norte que era voluntaria en el lugar.

Kramlich dijo que en ese momento comprendió que, como no estaba presente ninguna de las tres enfermeras con las que contaba SHC, Bach había tomado la decisión de transfundir a la pequeña. «Fue algo horroroso», opinó.

Posteriormente, Bach admitió que en ocasiones hacía cosas como preparar las vías para dar sangre o insertar una aguja para hidratación endovenosa.

Patricia fue trasladada a un hospital de la zona y allí le salvaron la vida. En tanto, Kramlich terminó su voluntariado a tres meses y medio de haberlo comenzado. Tras renunciar, escribió una carta al consejo de la fundación en los Estados Unidos.

Kramlich pensó en hacer una denuncia policial, pero «la gente elogiaba el centro». Además, Bach recibía fondos regularmente de congregaciones religiosas estadounidenses y de donaciones para la fundación, que está exenta de impuestos.

«Parecía la Madre Teresa. Operaba tan abiertamente que creí que de algún modo debía estar bien», dijo.

Gibbs, el abogado de Bach, enfatizó a NBC News que su defendida «nunca se presentó a sí misma como médica o enfermera, sino que hizo que el cuidado nutricional que brindaban los profesionales de la salud fuera más accesible para las familias en zonas rurales».

El comedor había crecido y más de 1.000 niños hacían fila dos veces por semana para alimentarse. Habían agregado una sala —la llamada «clínica»— con equipamiento médico y de monitoreo.

Kramlich, dijo a NBC, se preocupó cada vez más cuando advirtió que «Bach no estaba al tanto del síndrome de realimentación: un desequilibrio electrolítico que sucede cuando a los niños desnutridos se les da comida y bebida demasiado rápido».

También se inquietaba al verla «medir medicaciones, abrir vías y realizar transfusiones de sangre». En 2011 el 20% de los 129 niños que ingresaron a SHC murieron, casi la tercera parte en las primeras 48 horas.

En 2012 la tasa de mortalidad se redujo a 18% y en 2013, cuando Bach había contratado ya a dos médicos, al 10%. No obstante, en 2015  al enterarse de que los problemas continuaban Kramlich hizo la denuncia policial y el centro fue cerrado.

Kwagala, directora de Iniciativa Ad Honorem para Mujeres, comenzó el juicio en nombre de Gimbo Zubeda y Kakai Annet, las madres de dos niños que murieron en las instalaciones del SHC, Tawali e Elijah.

La demanda alega que Bach operaba una institución médica ilegal, lo cual dio como resultado la muerte de esos dos menores y «cientos» de otros. Kramlich será testigo de la acusación, al igual que la canadiense Ashley Laverty, otra voluntaria que tuvo una experiencia similar.

En tanto, Bach regresó a Estados Unidos y en 2014 obtuvo una licencia sanitaria para su centro, pero al momento de la primera denuncia, en 2015 se había vencido.

Los Andes

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