Tercera Edad: Una experiencia fascinante

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Colaboración: Grupo Volver a Vivir

¿Para qué ponerme hermosa? …Ponerme hermosa para mí y sentirme vigorosa como una treintañera.

Para salir a recorrer calles y mirar vidrieras,  pero con la alegría de querer comprar, aunque no pueda.

Para sonreír sin vergüenza en esos espacios libres de mi risa.

Para oler y disfrutar la primavera… para comunicarse a cualquier hora con quién se atreva a hablarme respetuosamente.

Tal vez hoy desconozca a esa persona que como yo camina despaciosamente, pero si no le hablo y ni siquiera escucho, jamás tendré la original idea de conocerlo y así perder esa oportunidad de encontrar un gran amigo o un gran amor.

Sí, a mi edad y ¿por qué no?

¿Quien puede quitarme la posibilidad de vivir, día a día con toda intensidad?

Si bien… no cuento con la inocencia de mis quince; se que no tengo la hermosura de los veinte; que también se marchitó el fértil valle de los treinta junto a la fuerza vital de los cuarenta…

Ya se, ya se…la flacidez hoy me gobierna y prontamente cruzare el umbral de los setenta, pero aún me quedan horas, de amor y de ternura. Y tal vez meses de caricias y dulzura.

La Tercera Edad, aunque jamás pensé llegar aquí me encuentro. Ya no me suena ni a trágico ni a viejo. Me encuentro y estoy dispuesta, amen de lo que tengo, con hijos y con nietos a renacer mis días y por qué no mis noches.

Ojito a lo que digan, no tengo edad para reproches. Aunque susurren “Que vieja descocada los de afuera”. Hoy viajo en la Tercera Edad pero en primavera.

Autora: Susana Moreno, Bahía Blanca, Buenos Aires.

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