Todos sabían que iba a llover y que la tormenta sería feroz. Pero los organizadores se negaron a suspender el evento anual en homenaje a los que combatieron en las Islas Malvinas en 1982, Champa vs XV MIL. Hubo quienes se quedaron con el auto a mitad de camino y quienes vencieron las calles convertidas en río para asistir al partido de rugby entre veteranos de Malvinas y el Champagnat. El dato es que en este encuentro hubo veteranos ingleses que también pelearon en el archipiélago en una guerra que también fue feroz.
La primera vez que el mayor Juan José Gómez Centurión se cruzó con un soldado inglés en el campo de batalla se produjo un equívoco. Según el relato de Graciela Speranza y Fernando Cittadini en «Partes de Guerra», el otro le preguntó: «¿Habla inglés?». El argentino respondió afirmativamente y cuando estaba a punto de pedirle a su adversario la rendición el británico lo sorprendió pidiéndole la suya. El sábado, en cambio, hubo abrazos en la cancha e incluso desde que fueron llegando los veteranos, recibidos por la Fanfarria Alto Perú, del Regimiento Granaderos a Caballos.
En el tercer tiempo, sin uniforme, habló el jefe del Ejército Argentino, Claudio Pasqualini. «Cuando venía navegando, no manejando, decía voy a llegar y no va a ver nadie … llegar y ver esto lleno como si fuera un día resplandeciente de sol muestra lo que es el espíritu del veterano y del jugador de rugby», arrancó y despertó fuertes aplausos después de recibir un diploma de manos de Javier Sánchez de la Puente, uno de los organizadores que ya se había quitado el embarrado equipo para remplazarlo por pantalón largo y botas negras de lluvia.
«Si todo el país y toda la población tuviese el patriotismo y el cariño por lo nuestro que tienen ustedes no habría corrupción porque nadie robaría lo propio, tendríamos un país maravilloso», continuó el jefe del Ejército que prometió jugar él también en el encuentro del próximo año.
Los chistes, en cambio, y más elogios y agradecimientos, los hizo el embajador inglés Mark Kent, a quien continuó en el uso de la palabra el capitán del equipo de los veteranos, el ex titular de la Aduana y hoy director del Banco Nación, Gómez Centurión. Emocionado, el funcionario agradeció a la organización y señaló: «Representamos a muchos veteranos a lo largo y ancho del país. Simplemente lo que hemos hecho es cumplir con nuestro deber que era combatir por nuestra Patria y por los valores que sostienen una nacionalidad y el sentido de Patria».
Recordó, como suele hacer, a los 649 caídos en las islas: «Hombres valientes y tenaces a los que la muerte los encontró en el cumplimiento de su deber».
Esta vez le tocó ser capitán del equipo para el que jugó David Jackson, quien fuera operador de los Royal Marines en 1982. Cuando a los 24 años lo enviaron a Malvinas, el inglés sólo sabía que Argentina estaba al sur del globo terráqueo y que en nuestro país se jugaba muy bien al fútbol. Hoy es psicólogo de veteranos y forma parte del elenco de «Campo Minado», la obra de Lola Arias que también reúne a los que fueron adversarios y cuya última función es este domingo en el Teatro San Martín. Lou Armor, en cambio, no pudo jugar por una molestia en la espalda.
Con ellos jugó Martín «Maguila» San Miguel, que a los 19 años vio por primera vez las islas Malvinas desde un Hércules. «Al bajar sentí que se me abría el corazón», suele decir.
El coronel Esteban Livre La Madrid ofició de maestro de ceremonia y relató la forma en que Maguila salvó a un piloto al que no conocía en el 82. El iba en un helicóptero que aún casi pegado al agua no alcanzaba a rescatar al desconocido. San Miguel pidió a su piloto que bajar más, se colgó de las piernas y con sus brazos alcanzó al que estaba en el agua. Quinientos metros lo llevó colgado. Si uno se caía se caían los dos.
El sábado Maguila San Miguel y David Jackson jugaron para el mismo equipo. Jackson habló emocionado y agradecido por la calidez que sintió.
Entre otros se sumaron Aldo Franco, César Alvarez Berro y Germán Estrada, veteranos. Y participaron autoridades del Champagnat; el subjefe de la Armada, vicealmirante Francisco Medrano que tuvo que hacer la cola como Kent y Pasqualini frente a la cocina de campaña con la que se prepararon lentejas para 200 personas (con donaciones, se aclaró). El postre fue bien argento: queso y dulce.