No es sencillo entender lo que pasa en Venezuela. Hay preocupación e incertidumbre. La crisis económica, política y social ha causado un gran desánimo en la inmensa mayoría que se opone a la dictadura y representa el 80% de los venezolanos. El otro 20%, que apoya al régimen, se moviliza y acata con una disciplina extraordinaria cualquier orden, ellos representan cuatro millones de electores.
Es necesario construir una alternativa que represente a ese 80% de los venezolanos que nos oponemos a la dictadura, pero es necesario entender cómo llegamos a esta encrucijada.
La incoherencia en este último año de la MUD y sus voceros desata una crisis mucho mayor en la conducción de una salida para esta tragedia que estamos viviendo.
Se hizo un llamado al desconocimiento de las instituciones arrodilladas a la dictadura, entre ellas, el Consejo Nacional Electoral en el referéndum. Esta propuesta fue respaldada por más de siete millones de venezolanos luego de una lucha desigual en la calle que duró tres meses y dejó 140 personas asesinadas, más de seis mil detenidos y más de seiscientos presos políticos.
Llega el día del mayor fraude de la historia republicana y se instala la ilegal Asamblea Nacional Constituyente y no engañando a nadie dicen que la votaron ocho millones de venezolanos.
Esta ilegal Asamblea Nacional Constituyente hace un llamado a elecciones de gobernador que estaban vencidas y, con una incoherencia trágica, sectores de la oposición acatan el llamado y sin argumentar ni pedir condiciones mínimas y, a tan sólo días del mayor fraude de la historia, aceptan ir al teatro de elecciones de gobernadores que legitima a la dictadura.
Sectores dentro del 80% que se oponía a la dictadura con razón hacen un llamado a la cordura, pero son silenciados. Otros, entendiendo que no se tiene la organización para luchar aún contra semejante aparato represivo, llaman al voto como un acto de desobediencia civil y otro sector que hace un llamado a la abstención son catalogados de traidores. Final: otro revés, otro fraude anticipado y un mapa rojo, rojito.
La crisis económica y sus consecuencias: falta de alimento, medicinas e inseguridad seguramente llenen nuevamente las calles de protestas, pero la falta de una organización seria, comprometida y coherente no pronostica resultados distintos a los del 2014 y 2017, cuando la dictadura ha sabido salir victoriosa.
De esta tragedia no saldremos sin ayuda internacional, pero esta ayuda, más allá de ser diplomática y dirigida a los sectores tradicionales de la oposición que sólo dan la cara en contiendas electorales, que no han logrado acabar con el sistema cubano sembrado durante 18 años y además apoyado por China, Rusia y sectores islámicos radicales, debe identificar para sumar a los esfuerzos de sectores dentro y fuera de la MUD que den una visión distinta de lo que se necesita para acabar con esta revolución de delincuentes que tienen secuestrado al Estado venezolano.
La región juega un papel fundamental, los países democráticos no deben pensar que lo que pasa es algo aislado que no los afecta, esto es un problema para la humanidad y solos no podremos derrotar a la dictadura. El mundo está lleno de venezolanos emigrantes, ayúdenos a recuperar la libertad y regresar a nuestro hogar.
Un venezolano más en resistencia.
El autor es miembro electo regional.
Fuente: Infobae
