La inesperada partida de Rubén Palavecino caló muy profundo en el sentir de los poetas, folcloristas y defensores de la cultura santiagueña.
Es que Rubén había tomado la posta de la labor de su padre, el recordado Sixto Palavecino, para continuar difundiendo la lengua quichua y el folclore más tradicional de esta tierra.
Tras conocerse la noticia de su deceso fueron innumerables las muestras de cariño y acompañamiento hacia su familia y las redes sociales fueron los medios elegidos para expresar el sentir ante un «amigo que se va».
«Yanasu Rubén Palavecino: tu inesperada partida nos ha dejado a todos los que te conocíamos sin poder reaccionar y con un profundo dolor.
Gracias por haberme brindado tu amistad y aceptar mi compañía en la co-conducción de Alero Quichua santiagueño durante tantos años
Así quiero recordarte con las conquistas que logramos Primer premio ANCROF año 2011 por la trayectoria esa que sostuvimos en momentos difíciles con la colaboración de hablantes quichuas y folcloristas amigos que hoy lloran tu partida. Descansa en paz», expresaba la docente Ana María Campos de Vera.
Último adiós
Esta tarde, en una sala velatoria santiagueña, familiares y amigos lo despidieron interpretando chacareras, el homenaje obligado para los folcloristas que decidieron cambiar de escenario y seguir disfrutando del arte de la música al ritmo de guitarras, bombos y violines.
