Las fuerzas armadas de Ucrania y los separatistas prorrusos volvieron a acusarse de nuevos ataques y de violar el alto el fuego en esa región. El ejército de Kiev reportó 66 incidentes armados hasta las siete horas del sábado, un número particularmente elevado, mientras que los rebeldes del bastión separatista de Donetsk calificaron la situación de «crítica».
Los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) que supervisan este conflicto abierto desde 2014 alertaron el sábado de un «aumento drástico» de las violaciones del alto el fuego.
Según Kiev, «las fuerzas armadas controlan la situación y continúan llevando a cabo su misión de rechazar y contener la agresión armada de la Federación Rusa».
Por su parte, los líderes de las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk, donde se encuentra la línea de frente que divide a Ucrania, ordenaron este sábado la movilización general, tras anunciar el viernes la evacuación de civiles.
Rusia niega cualquier participación en el conflicto en el este de Ucrania y lo califica de asunto interno de ese país.
Además asegura que no tiene intenciones de atacar a su vecino prooccidental, pero exige garantías de seguridad como la retirada de la OTAN de Europa del Este y un freno a su ampliación, que Occidente rechaza.
A pesar de los anuncios de retiradas de tropas rusas en la frontera, el presidente estadounidense Joe Biden afirmó el viernes estar «convencido» de que Putin ha decidido invadir Ucrania y que la multiplicación de incidentes en el este de ese país busca crear una «falsa justificación» para lanzar su ataque en la semana o los días venideros.
Pero mientras no se produzca una invasión, «la diplomacia es siempre una posibilidad», dijo Biden anunciando un encuentro entre su secretario de Estado Antony Blinken y el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, el próximo jueves.
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