El 1 de enero la presidencia rotativa del Consejo de la UE pasará a ser ejercida por Bélgica.
La reforma del Pacto Migratorio busca organizar una respuesta colectiva a la llegada de un elevado número de migrantes a un país de la UE, como ocurrió durante la crisis de refugiados sirios de 2015 y 2016.
Con el acuerdo alcanzado en Bruselas por los representantes permanentes de los países del bloque, la cuestión podrá ser elevada a la cumbre europea prevista para el viernes en Granada, España.
El texto, finalmente, deberá ser negociado con los legisladores del Parlamento Europeo.
También en la red X, la titular de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, saludó la “excelente noticia del acuerdo político sobre la regulación de crisis”.
En tanto, la ministra de Migración sueca, Maria Malmer Stenergard, dijo sentirse “muy feliz” porque lo acordado “es una pieza muy importante del rompecabezas del pacto de Migración y Asilo”.
Fuentes diplomáticas aseguraron que en la reunión de los representantes permanentes en Bruselas los delegados de Polonia y Hungría votaron en contra, pero se impuso la mayoría que estaba a favor del acuerdo. Esos dos países se oponen a la intención de la Comisión Europea (brazo ejecutivo de la UE) de hacer que todos los países del grupo acepten migrantes o ayuden a cubrir los costos. En declaraciones a la prensa de su país, el ministro de Relaciones Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, formuló un llamado a “interrumpir de inmediato esta política migratoria”.
Pidió “poner fin de inmediato a las cuotas obligatorias de asentamiento invitando a migrantes, y cesar el apoyo al modelo de negocios de los traficantes de personas”.
Los ministros del Interior de los países de la UE parecían la semana pasada cerca de concretar un difícil acuerdo para avanzar en la reforma, pero a último minuto la oposición de Italia lo frustró.
De acuerdo con fuentes diplomáticas, las objeciones de Italia se relacionan con el papel de las ONG en el rescate de migrantes en alta mar.
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