Susana Saad: “La fe y el amor por mis hijos me mantuvieron de pie”

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Cuando se habla de la mujer, la mayoría de las veces la asocian con la emotividad, la lágrima fácil, el sexo débil, sin embargo ante alguna adversidad es la primera en demostrar su fortaleza y hacer frente a la situación, sobre todo si quienes están en riesgo son sus propios hijos.

Susana Saad, una reconocida periodista y locutora del medio, vivió momentos sumamente difíciles cuando su embarazo se tornó de alto riesgo y sus hijos debieron nacer prematuros. Las ilusiones, los miedos y la fe, fueron los sentimientos que la acompañaron durante varios meses en los que sus bebés corrían serios riesgos de vida.

En diálogo con La Banda Diario Susana contó toda su experiencia con la ilusión de que esto pueda ser de ayuda a otras futuras mamás.

¿Saber que te convertirías en madre cambió en algo tu vida?

”La experiencia de ser madre es única, es lo que yo siempre he anhelado desde muy chiquita. Cuando fui creciendo me puse como límite los 30 años para ser madre y si hasta eso no encontraba la pareja ideal con quien formar una familia de todas maneras iba a tener un hijo, supongo que eso se fue dando por la imagen fuerte que tengo de mi mamá.

Mi embarazo fue planificado, a los pocos meses de haberme casado me realizo una prueba y descubro que felizmente esperaba un hijo, a partir de ese momento sentía  que comenzaba a alcanzar mi sueño y lo más extraño fue que mi sobrina Melani, de tres años, insistía que iban a ser dos bebés y a los 20 días me confirmaron que venían mellizos”.

¿Cómo transcurrió ese embarazo?

”Los primeros meses fue normal, tenía nauseas, no soportaba los aromas fuertes y hasta el quinto mes ya tenía una panza divina, sin embargo comencé a sentir cosas diferentes en mi cuerpo, un determinado día mi presión arterial llegó a los 21-11, oportunidad en que me internan y logran salvar mi embarazo, porque tanto yo como los bebés corríamos peligro.

El doctor Zárate, a quien le debo la vida de mis hijos, fue que me insistió que viajara a Córdoba porque me dijo que los bebés iban a nacer antes de tiempo, pero nunca nos imaginamos que esto se iba a dar a los seis meses de gestación”.

¿Tuviste miedo de perder el embarazo?

 “Nunca sentí miedo de perderlos, sí de que nacieran antes de tiempo y eso hizo que estuviera muy pendiente de todo, a veces los bebés no se movían y yo me agarraba la panza y les pedía por favor que lo hicieran.

Al llegar a Córdoba me internan y en ese momento por primera vez me sentí muy sola, a pesar de estar con mi marido. Al día siguiente  me monitorearon y llega el médico y me dice no tiene sentido esperar más ya que los bebés estaban corriendo riesgo”.

Contanos de la operación

 “El primer llanto que escucho fue a las 22.45 del 30 de agosto, era Catalina y un minuto después llegó Joaquín. Ya en mi habitación llega mi esposo Víctor y me dice que había que esperar las primeras 48 horas porque la nena pesaba  590 gramos y el varón 810.

Eran tan chiquititos e indefensos que al verlos me quebré porque sabía que no podía hacer nada por ellos. Mi preocupación era ‘Cata’ que en pocos días había bajado de peso hasta llegar a los 400 gramos, era desesperante”.

¿De dónde sacabas fuerzas para acompañar a tus hijos?

 “De Dios, soy muy creyente y a partir del nacimiento de ellos comencé a rezar a diario el rosario, iba a misa, hacíamos cadena de oración con mi familia y amigos. Dicen que la fe mueve montañas y yo lo comprobé.

Iba a diario a visitarlos a la mañana y a la tarde y lo primero que hacía era la señal de la cruz en la frente y rezarles 5 minutos a cada uno, siempre les hablaba y les prometía que iban a estar bien porque la mamá estaba con ellos”.

Por primera vez, durante la larga charla, Susana se emociona y las lágrimas le surgen del recuerdo, de aquellos momentos de angustia que le tocó enfrentar.  

 “Un día estábamos en el departamento (siempre en Córdoba) y me llamaron para informarme que Joaquín estaba mal, pensé lo peor. Cuando llegué al sanatorio le pregunto a la doctora si mi hijo había muerto y me respondió: ‘Todavía no, pero está muy inestable y no creemos que pase la noche’, jamás me voy a olvidar.

En ese momento tomé el agua bendita y prácticamente lo bañé con ella mientras lloraba desconsoladamente.

Al regresar al departamento me encierro en mi dormitorio esperando la llamada de los médicos. De todas maneras con total seguridad le afirmaba a mi mamá que Joaquín no se iba a morir”.

¿Qué pasó entonces?

 “Nunca me llamaron, entonces a la mañana siguiente vamos a verlo y el bebé había mejorado, fue un milagro porque su frecuencia cardíaca había bajado, la oxigenación de la sangre no era la adecuada y sus órganos no estaban funcionando adecuadamente. Los médicos no encontraban explicación”.

¿Cómo fue la evolución de Catalina?

”Dicen que las mujeres somos más fuertes. La enana con sus 590 gramos estuvo sólo 4 días con respirador y 17 con oxígeno, luego se bancó todo. Lo más lindo que me pasó con ella  fue cuando le hice upa por primera vez, habían pasado casi dos meses de su nacimiento y sentirla fue increíble. A ‘Joaco’ pude alzarlo recién cuando cumplió tres meses”.

Los ‘melli’ estuvieron en incubadora cuatro meses y en ese tiempo Joaquín volvió a tener un bajón tras una operación de sus ojitos. El miedo de la familia otra vez se hizo presente, pero se aferró a la vida y salió adelante.

Cuando llegó el momento de ir a casa Catalina pesaba 1,980 kg. y Joaquín 2,030 kg y por primera vez Susana iba a experimentar lo que era ser mamá las 24 horas.

 ¿Qué te han dejado estos momentos de angustia?

 “Vos puedes tener problemas pequeños o grandes, pero no dejan de ser problemas y cuando le toca enfrentarlos a uno siente que es lo peor que le puede haber pasado. Uno debe estar aferrado a Dios y pensar en positivo porque eso te va a dar la fortaleza que necesitas.

De haber visto a mis hijos tan graves, haber escuchado que no había probabilidades de vida para Joaquín por las complicaciones que se le presentaban a diario, siento que sólo el amor por ellos me mantuvo en pie.

Hoy los veo crecer y desarrollarse, tienen todo el amor de su familia y el compromiso de sus padres de hacer que nada les falte”.

Definí la palabra mujer

 ”Tenemos muchas ventajas sobre los hombres, principalmente el hecho de ser mamá. El obtener día a día un reconocimiento es importante y para ello debemos seguir trabajando, pero ya demostramos que podemos alcanzar todo lo que nos proponemos.

Yo me veo responsable, luchadora por mis objetivos e ideales, en lo personal me siento realizada porque ya tengo a mis hijos conmigo. En lo profesional aún tengo mucho camino por recorrer y metas a las cuales llegar y hoy cuento con dos motivos  más que importantes que son los que me impulsan a caminar día a día”.

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